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Hoy leemos a Liliana Bodoc

Liliana Bodoc falleció inesperadamente el año pasado a causa de un infarto. Su muerte generó una conmoción en el mundo literario y dejó un enorme dolor. Pero también dejó una obra maravillosa que va desde relatos realistas hasta ese épico fantástico al que plasmó en la Saga de los Confines y en Tiempo de Dragones.

Aunque gran parte de su obra está enmarcada en la literatura juvenil, sus textos son para un público universal, en especial para aquellos disfrutan de la belleza y la profundidad. 

 

 

 

«El espejo africano», «Amigos por el viento», «La entrevista», la Saga de los Confines («Los días del venado», «Los días de la sombra» y «Los días del fuego»), «El perro del peregrino»… Son algunos de esos libros inolvidables que pusieron a Liliana Bodoc en el centro de la escena literaria. Su obra trascendió las fronteras de nuestro país, y con ese estilo poético, simple y profundo a la vez conquistó a lectores y lectoras de todas las edades. Aunque gran parte de su obra se enmarca en el género infanto-juvenil, la obra de Bodoc es fascinante y universal. 

 

Su sorpresiva muerte en febrero de 2018 -a causa de un infarto- dejó un profundo dolor en el mundo literario. Es que era una mujer querida y respetada como pocas. Pero también dejó títulos para atesorar, fragmentos de los que se pueden leer y releer una y otra vez, y relatos que guardan la esencia de una voz antigua y ancestral pero que a su vez mantienen intacta su vigencia. 

 

Por eso hoy en Babilonia, rescatamos fragmentos de los tres libros que componen La Saga de los Confines. 

 

 

Los días del venado 

 

 

«Y ocurrió hace tantas Edades que no queda de ella ni el eco del recuerdo del eco del recuerdo. Ningún vestigio sobre estos sucesos ha conseguido permanecer. Y aun cuando pudieran adentrarse en cuevas sepultadas bajo nuevas civilizaciones, nada encontrarían.

Lo que voy a relatar sucedió en un tiempo lejanísimo; cuando los continentes tenían otra forma y los ríos tenían otro curso. Entonces, las horas de las Criaturas pasaban lentas, los Brujos de la Tierra recorrían las montañas Maduinas buscando hierbas salutíferas, y todavía resultaba sencillo ver a los lulus, en las largas noches de las islas del sur, bailando alrededor de sus colas.

He venido a dejar memoria de una grande y terrible batalla. Acaso una de las más grandes y terribles que se libraron contra las fuerzas del Odio Eterno. Y fue cuando una Edad terminaba y otra, funesta, se extendía hasta los últimos refugios.

El Odio Eterno rondaba fuera de los límites de la Realidad buscando una forma, una sustancia tangible que le permitiera existir en el mundo de las Criaturas. Andaba al acecho de una herida por donde introducirse, pero ninguna imperfección de las Criaturas era grieta suficiente para darle paso.

Sin embargo, como en las eternidades todo sucede, hubo una desobediencia que fue herida, imperfección y grieta suficiente.

Todo comenzó cuando la Muerte, desobedeciendo el mandato de no engendrar jamás otros seres, hizo una criatura de su propia sustancia. Y fue su hijo, y lo amó. En ese vástago feroz, nacido contra las Grandes Leyes, el Odio Eterno encontró voz y sombra en este mundo.

Sigilosa, en la cima de un monte olvidado de las Tierras Antiguas, la Muerte brotó en un hijo al que llamó Misáianes. Primero fue una emanación que su madre incubó entre los dientes, después fue un latido viscoso. Después graznó y aulló. Después rió, y hasta la propia Muerte tuvo miedo. Después se emplumó para volar contra la luz.

Los vasallos de Misáianes fueron innumerables. Seres de todas las especies se doblegaron ante su solo aliento y acataron su voz. Pero también seres de todas las especies lo combatieron. Así, la guerra se arrastró hasta cada bosque, cada río y cada aldea.

Cuando las fuerzas de Misáianes atravesaron el mar que las separaba de las Tierras Fértiles, la Magia y las Criaturas se unieron para enfrentarlas. Estos son los hechos que ahora narraré, en lenguas humanas, detalladamente…»

 

«Los días de la sombra»

 

 

«El tiempo no tiene una sino sus muchas ruedas. Una rueda para las criaturas de corazón lento, y otra para las de corazón apresurado. Ruedas para las criaturas que envejecen lentamente, ruedas para las que se hacen viejas con el día. Digo esto porque habrá quienes quieran saber cuánto tiempo transcurrió desde que los husihuilkes regresaron a Los Confines, después de la guerra contra los sideresios, hasta el día en que Kuy-Kuyen se irritó por la torpeza con que Wilkilén desgranaba el maíz. Si me preguntan esto deberé responder que los hombres contaron cinco cosechas, el tiempo de ver crecer a un niño. Pero deberé agregar que las luciérnagas contaron cientos y cientos de generaciones muertas, un tiempo perdido en sus memorias. Y que para la montaña trascurrió apenas un instante. «

 

 

«Los días del fuego»

 

 

«El tiempo de las profecías no es el primero, ni el segundo, ni el tercero. No es el tiempo que transcurrió y llamamos ayer; no es el que llegará y llamamos mañana. Tampoco es el tiempo inasible al que llamamos hoy, este instante. Las profecías tiene algo de pasado puesto que allí fueron dichas, pero tienen del futuro porque allí se cumplirán. Las profecías también tienen del instante presente porque aquí las comprendemos. Decimos los Primeros Viejos que las profecías pertenecen al tiempo del Siempre y del Nunca.”

 

 

Sobre la autora 

 

 

Liliana Bodoc nació en Santa Fe, Argentina, en 1958. Desde los cinco años vivió en Mendoza, posteriormente en El Trapiche, pequeña localidad serrana a 40 km de la Ciudad de San Luis. Estudió Licenciatura en Letras en la Universidad de Cuyo y ejerció la docencia en colegios de la misma universidad. 

 

Publicó su primera novela, Los días del Venado en el año 2000, la novela fue premiada por la feria del libro de Buenos Aires y obtuvo la mención especial de The White Ravens en el año 2002. En 2002 publicó la secuela de Los días del Venado con el título de Los días de la Sombra que también gozó de buenas críticas. En 2004 publicó el tercer y último libro de lo que forma Saga de los Confines, con el título de Los días del Fuego. También en ese mismo año publicó el libro de cuentos infantiles Sucedió en colores. Obtuvo el Premio Konex – Diploma al Mérito 2004 en la disciplina Literatura Juvenil y nuevamente en 2014.

En el 2008 publicó la novela El espejo africano, y en 2009 su obra Presagio de Carnaval.
Murió el 6 de febrero de 2018.

 

Bibliografía 

 

La Saga de los Confines – Libro 1: Los Días del Venado (2000)
La Saga de los Confines – Libro 2: Los Días de la Sombra (2002)
La Saga de los Confines – Libro 3: Los Días del Fuego (2004)
Memorias impuras. Los padres (2007)
Reyes y pájaros (2007)
La mejor luna (2007)
El espejo africano (2008)
Cuando San Pedro viajó en tren (2008)
El mapa imposible (2008)
Presagio de Carnaval (2009)
El rastro de la canela (2010)
Amigos por el viento (2011)
El mapa imposible (2011)
La entrevista (2012)
Relatos de los confines – Oficio de búhos (2012)
El perro del peregrino (2013)
Memorias impuras (versión completa: Los Padres y Los Huérfanos) (2013)
Tiempo de dragones 1: La profecía imperfecta (2012)
Elementales – Libro 1: Ondinas1- Salamandras – Silfos -Nomos (2016)
Simi Titi (2016)
Aprendiz de dragón (2016)
Un mar para Emilia (2017)
Tiempo de dragones 2: El elegido en su soledad (2017)
Elisa, La Rosa Inesperada (2017)

 

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