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Eugenia Almeida: “Todo es ficción”

La autora cordobesa -que este año será jurado del primer Premio de Novela organizado por la Fundación Medifé Filba- habla en esta entrevista sobre su libro “Inundación”, publicado en 2019 por el sello local DocumentA/Escénica. En una extensa charla con Babilonia, cuenta sobre esta experiencia, admite el desafío que significó para ella saltar por primera vez de la narrativa al ensayo y del placer que le dio indagar sobre su oficio de escribir.

Eugenia Almeida

    Publicado a finales de agosto del año pasado, “Inundación. El lenguaje secreto del que estamos hechos”, de Eugenia Almeida se ha convertido en uno de los libros cordobeses más aplaudidos de la temporada 2019 no sólo por colegas y periodistas, sino también por un público que lo sigue eligiendo después de meses en las librerías. Se trata del primer ensayo de la escritora –que ha construido un importante camino con sus novelas “El Colectivo”, “La pieza del fondo” y “La tensión del umbral”-, en el cual propone casi como un juego, indagar sobre la materialidad, sonoridad y sentido de las palabras.

    Cuenta Eugenia en esta nota que la idea no fue propia, sino que llegó de la editora Gabriela Halac –DocumentA/Escénica- para continuar con la colección “Escribir”, de dicho sello y que al principio dudó en embarcarse en dicha travesía. Pero que, confiando en la mano que la invitaba a jugar, decidió salir de la zona de confort, quitarse la “incomodidad” de hablar sobre ella misma y abrir las puertas al lector para que descubra, página tras página, ese universo personal que la rodea. Universo que, de todas maneras y según ella sostiene, se puede deslumbrar igual o incluso mejor en sus novelas. “Hay mucho más de mí cuando escribo ficción que cuando hablo de lo biográfico. Lo íntimo, lo propio, no es lo que se dice sino el ritmo, el tono. Eso nos devela mucho más”, confiesa.

    En esta charla, hablamos con Eugenia sobre «Inundación», lo que significó para ella saltar de la ficción al ensayo, del por qué de su estructura como abecedario y de las reflexiones lingüísticas que propone su lectura. 

  •            Alejado esta vez de la ficción con la que quizás el público te referencia, «Inundación» es una invitación puertas adentro a ese universo íntimo, a esa trastienda tuya como escritora. ¿Se modificó en algo tu forma de abordar la escritura del mismo con respecto a las novelas? ¿Significó un desafío para vos ese cambio de registro hacia los lectores?
  •           Escribir “Inundación” fue entrar en un juego propuesto por Gabriela Halac. Y yo sé que las invitaciones de Halac siempre te llevan a explorar algo nuevo. En ese sentido implicó algunos movimientos. La colección “Escribir”, en la que está incluida “Inundación”, tiene un costado autobiográfico. Y eso era territorio nuevo para mí. Fue un desafío y fue un juego. Siempre termino muy agradecida de los inventos que Halac me propone.
  •           – El subtítulo del libro habla de «el lenguaje secreto del que estamos hechos» y develar lo secreto suele llevar una gran cuota de vértigo, inseguridad o -incluso- pudor, ¿cómo viviste ese proceso desde lo corporal/emocional?
  •           Ese lenguaje secreto que menciona el subtítulo apunta más a algo indecible que a algo oculto. Estamos hechos de algo que no puede ser puesto en palabras. Eso, que no podemos nombrar, nos constituye. En ese sentido es un poco como golpearse la cabeza contra el muro del lenguaje, como decía Wittgenstein. Yo vivo ahí. No se trata sólo de “Inundación”. Vivo junto a ese muro que a veces se vuelve follaje y luego de nuevo muro. En relación a lo puramente autobiográfico fue un ejercicio para mí superar la incomodidad que me da hablar de mí. En la literatura y en la vida cotidiana. Pero, tengo que decirlo, hay mucho más de mí cuando escribo ficción que cuando hablo de lo biográfico. Lo íntimo, lo propio, no es lo que se dice sino el ritmo, el tono. Eso nos devela mucho más.
  • – El tono y la intención del libro conecta directamente con el oficio del escritor. ¿Es este un ejercicio literario que hacés continuamente como escritora? ¿Por qué fue necesario (en esa oportunidad) hacerlo público?
  • – Me gustan mucho los libros que hablan sobre el oficio de escribir. Como lectora, siempre los estoy buscando. Sin embargo, la pregunta sobre el lenguaje y sus posibilidades no es para mí una pregunta literaria. Es una pregunta cotidiana. El compartir estas reflexiones errantes sobre el lenguaje es algo que hago siempre. Se convirtió en libro gracias a la confianza y la tenacidad de Gabriela Halac.

Inundación es el último libro de Eugenia Almeida

  • – Yendo al libro en sí, el mismo se estructura casi de manera lúdica a partir de las letras del abecedario, ¿cómo surgió esa idea y por qué?
  • – Yo estaba escribiendo otro libro. Y ese otro libro tenía una estructura de alfabeto. Cuando empecé a escribir “Inundación” me di cuenta de que ese otro libro y el que tenía recién empezado eran un mismo cuerpo. Quizás de ahí quedó esa estructura de alfabeto. ¿De dónde surgió? Del movimiento del juego. Todos los juegos tienen reglas, que dan un marco. Eso fue el alfabeto. Daba un principio y un final en un territorio prefijado. Algo bastante alejado de lo que para mí es el proceso de escritura de una novela. Por otra parte, hay muchos libros con este formato. Uno de mis preferidos es “Lexico de afinidades” de Ida Vitale.
  • – Desde que se presentó, el libro no sólo ha tenido excelentes críticas de colegas sino que fue acompañado por el público logrando convertirse en uno de los más vendidos en el último trimestre. ¿esperabas esta respuesta en una comunidad muy ligada a la ficción?
  • – Todo es ficción, me veo tentada a decir. Nuestras vidas tienen el formato de la ficción. Las cosas que nos contamos todos los días, nuestros sueños, nuestros relatos de infancia.

Si uno mira bien las cosas, todo es ficción. Así que creo que los lectores de ficción pueden encontrarla también en ensayos como “Inundación”. No esperaba esta respuesta como no esperaba ninguna otra. En general, cuando publico un libro hay algo que queda en blanco, algo que se suelta, algo que se va. No imagino nunca qué puede pasar con un libro. Cuando es bien recibido es una alegría inesperada.

    Anunciado oficialmente hace pocas semanas, se conoció que este año se presentará el Premio de Novela de la Fundación Medifé Filba, certamen que premiará por primera vez al mejor libro editado de enero a diciembre de 2019. La noticia, aplaudida por autores, editores, intelectuales y público lector, tendrá un jurado conformado por Beatriz Sarlo, el autor y editor Luis Chitarroni y, la protagonista de esta entrevista, Eugenia Almeida. Su nombre, así sigue abriendo camino desde Córdoba al país y demuestra lo pujante de la literatura local. Ella, sin embargo, prefiere no decir que es una referente y que toma ésta propuesta, como fue también acompañar el lanzamiento del Plan Nacional de Lectura, como una manera de visibilizar lo que ella es y cree.

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  • Tu trabajo en el universo de las letras, como autora, periodista, bibliotecaria data de varias décadas, sin embargo en los últimos años ha crecido muchísimo tu referencia no sólo en Córdoba, sino a nivel nacional y mundial. Estás presente en campañas dentro del movimiento feminista, estuviste presente en el lanzamiento del Plan Nacional del libro y ahora serás parte del jurado del Premio Fundación Medifé Filba ¿Te sentís realmente así, una referente? ¿Qué valor, peso lleva para vos esa palabra?
  • No me siento una referente. Para mí esa palabra se aplica a gente como Sonia Torres, como Estela de Carlotto. Es una palabra demasiado grande para mí. Dicho esto, también es cierto que trato de tener presente los ecos que puede tener lo que yo diga o haga en relación a una cierta visibilidad que a veces viene con el trabajo. Trato, cuando puedo, de ofrecer esa visibilidad para hablar de algo que es importante. Son cosas pequeñísimas. Por ejemplo: cada vez que doy una charla o una entrevista voy con mis remeras de Abuelas de Plaza de Mayo. Si hay gente que va a estar mirando, que vea eso: el teléfono de Abuelas. Pero es algo que también hago en mi vida cotidiana.
  • Haciendo foco en el mencionado premio y tomando tu experiencia previa en otros tantos certámenes, ¿cuál es la mayor responsabilidad de sentís al cumplir esa función?
  • – Ser jurado de un premio siempre es una gran responsabilidad. He sido jurado muchas veces pero sin dudas este concurso es el más grande en el que he participado. Celebro especialmente que sea un premio a un libro ya publicado. La mayoría de los concursos son para textos inéditos y también necesitamos premios que revaloricen los libros que se publican cada año. El premio FUNDACIÓN MEDIFÉ FILBA va a volver a poner sobre el tapete un puñado de novelas. No sólo la ganadora sino también los finalistas de la lista larga y la lista corta. La responsabilidad es mucha. Para mí es un gran honor ser parte del jurado y compartir ese espacio con dos referentes tan grandes como Chitarroni y Sarlo. Es un honor y también es una alegría: vamos a reconocer el trabajo de un escritor o una escritora. Vamos a poder hacer público nuestro entusiasmo.
  • – Por otro lado, ¿cuál es el mayor placer al realizar ese trabajo?
  • – Leer
  • – Por último, y volviendo a «Inundación», tomo la letra «M», de Movimiento y cito: «Buscar una palabra, una sola. Repetirla en voz alta que sea solo un sonido vacío de significado (…) Solo cuando se ha atravesado eso, la escritura puede decir algo propio». ¿Cuándo sentís que surgió tu voz propia como autora?
  • – Creo que eso –en mí y en todos- siempre ha estado ahí. Lo propio es lo propio. Viene con uno. A veces pienso que se trata de ir desprendiéndose de lo que uno ha tomado de otros hasta encontrar lo que es realmente propio.

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