Para cerrar este 2024, Florencia Vercellone y Fernanda Pérez (coordinadoras de Babilonia Literaria) hacen una selección de algunos de los títulos que leyeron y disfrutaron a lo largo del año.
Selección by Fer Pérez
Por mi rol de periodista, productora cultural, escritora y docente, los libros forman parte de mi tarea cotidiana. Leer para entrevistas, reseñas, críticas; leer para proponer nuevas lecturas a mis estudiantes y talleristas; leer para mis escritos… Todo eso es algo natural en mi día a día. Sin embargo, promediado el 2024 me di cuenta que estaba dedicando poco tiempo a la lectura recreativa. En los horarios y tiempos que habitualmente me predisponía a este tipo de textos, terminaba absorbida por las redes. Finamente, decidí obligarme a no menos de una hora de lectura recreativa por día. Admito que al principio me costó. Tenía dificultades para concentrarme, para evitar distractores (el impacto de las redes en nuestro cerebro es complicado), pero por suerte ese hábito que me acompaña desde siempre regresó y disfruté muchísimo de imponerme el desafío.
Me atrevo a decir que entre mis lecturas de 2024 hice algunos procesos estructurados en una especie de tríadas literarias.
Aquí algunos lindos textos que me acompañaron:
Poesía:
En junio, y tras compartir una jornada en “La Noche de las Lecturas” conocí a Eugenia Zorrilla. En ese momento llegó a mis manos “El único momento que tengo” un libro de poesía e ilustraciones (que además cuenta con QR para disfrutar de esos versos en formato audiolibro) y que me permitió descubrir la belleza en lo cotidiano. Además, en una feria de editores independientes que también tuvo lugar en 2024 adquirí “El cuerpo” de Claudia Massin. Claudia es una poeta que me encanta, y este texto editado por Portaculturas -que suma ilustraciones de Iván Jerónimo-, no fue una excepción. La autora toma como disparador algunas películas y nos sumerge a un mundo de emociones y sentimientos que van desde lo sutil a lo feroz. Por último, en diciembre fui a la presentación de “Velocidad bajo el agua” de Laura Escudero Tobler…. Ella es una autora exquisita, minuciosa. Cada palabra tiene su peso propio, y estos versos nos invitan a nacer una y otra vez a lo simple, a lo bello y a lo asombroso.
¡Volver a la poesía siempre es un bálsamo!
Histórico/romántico
Este es un género que me atraviesa y convoca. Y entre mis lecturas, destaco a tres referentes que nunca fallan. En mayo me sumergí en tiempo récord a la primera y segunda entrega de “La Casa Neville” de Florencia Bonelli. Admito que disfruté de volver a leerla en Histórico y sobre todo recordar a esa galería ya conocida para quienes leímos “El cuarto arcano”. Obviamente hay romance y erotismo, pero también una muy buena dosis de thriller e intriga que le suma y mucho al relato. En esta línea, también llegó a mis manos “La hechicera de Asturia” de Gloria Casañas. A decir verdad descubrí a una Gloria desconocida, ya que aquí tomó el desafío de meterse de lleno en la Antigua Roma. Aunque al principio me costó entrar en el relato luego quedé fascinada por la muy detallada y lograda construcción de la época. Por último, casi finalizando este 2024, leí “La semilla del pecado” de Camucha Escobar. Camucha me encanta, elige buenos escenarios y periodos. Aquí se mete de lleno en Manaus y en la problemática de los seringalistas a inicios del siglo XX. Es de esas autoras que manejan con ductilidad las oscuridades del alma humana y en este libro vuelve a lograrlo.
Selección by Flor Vercellone
Hay una tradición popular, de la cual no conozco demasiado su origen, pero que señala que alguien para casarse debe tener algo azul, algo prestado, algo nuevo y algo usado, así puede garantizar buenos augurios.
Cuando empecé a hacer el racconto de lo que había leído durante el año, me di cuenta que podía no hacer exactamente ese listado (sobre todo lo de algo azul), pero sí podía confeccionar mi propio recorrido lector a partir de libros que había llegado a mí o los había seleccionado entre tantísimos, por alguna razón. Fueron libros que me acompañaron en un año donde mi encuentro con los libros estuvo atravesado por subas y bajas, por tiempos de ocio que se me escabullían, pero también por la decisión de leer cosas más allá del deber de tener que escribir luego un comentario como periodista cultural.
Son de los géneros más variados y llegaron de diferentes lugares ofreciendo tramas, textos y personajes de lo más singulares.
Aquí van entonces: mi libro pendiente, mi libro nuevo, mi clásico, mi libro cordobés y mi libro histórico.
Y de yapa, una selección de libros infantiles de la sección #bibliotecaria y que llega a partir de mi oficio en la Escuela Paritaria Dante Alighieri, como bibliotecaria de primario y secundario.
Libro pendiente: “La sombra del viento”, de Carlos Ruiz Zafón.
Este pendiente era un libro que de tanto esperarme ya se había dormido. Me lo habían recomendado muchísimas veces lectoras, libreros y una persona en especial – mi papá- a quien le había encantado y se lo había “devorado” en pocos días.
Fue algo extraño de hecho, el encuentro con este libro. En enero pasado, cuando fui a visitar a mi mamá y acompañarla en los primeros meses después que murió mi papá, una noche al ir a acostarme, me doy cuenta que en la mesa de luz estaba “La sombra del viento”. Sabía que era (había sido) de él, que lo había leído, que se había sumergido muchísimas veces antes de un día agotador. Sentí entonces que había llegado el momento entonces lo abrí, como quien recibe un regalo impensado.
Pocas novelas tienen la potencia de inicio de este libro. Las primas hojas confeccionan un lazo con el lector tan perfecto, tan certero, que es imposible soltarlo hasta el final. Me gustó de principio a fin y ahora me quedan los pendientes de la continuación de la saga.
Libro nuevo: La llamada, de Leila Guerriero.
La considero una (sino la mejor) periodista de Argentina, la encargada de que el género de periodismo narrativo -ese que mixtura con equilibrio y belleza estos dos ámbitos tan afines, tan diferentes- brille en el panorama internacional.
Si no han leído nada de ella, no sé qué están esperando. Sus investigaciones y perfiles, luego volcados en columnas o libros, son una propuesta singular y perfecta que invita tanto a la reflexión como la fantasía.
En su nuevo libro, Guerriero desanda la vida (luego de tres años de entrevistas en profundidad) con Silvia Labayru, una de las pocas sobrevivientes de la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada), secuestrada en 1976 estando embarazada de cuatro meses, luego dejada en libertad en 1981 y exiliada en España. De Labayru a Guerriero le interesan varias cosas: primero su condición de sobreviviente de uno de los campos de concentración más tremendos de la última dictadura militar; pero también su perfil de personaje casi de ficción, que podría haber salido de la imaginación de alguien tan singular o perverso como Arlt: la hija única de un militar, con una madre absolutamente anárquica en sus modos y acciones, que decide unirse a Montoneros hasta llegar a ser uno de sus mayores cuadros políticos, envalentonada por el ímpetu de militancia de izquierda que respiraba en el Colegio Nacional de Buenos Aires en los ´60 y ´70, donde cursaba su secundario.
Al leerlo veces olvidaba, y eso es lo genial de la autora, pero lo cierto es que todo, absolutamente todo lo que cuenta Labayru en el libro es producto de lo que Guerriero pregunta, aunque su presencia se diluya y pareciera que es la protagonista la que se confiesa y se cuestiona casi 50 después, por qué sobrevivió. Escucharla es entender los grises de nuestra historia argentina y también las profundidades del horror.
Libro clásico: La Sra. Dalloway, de Virginia Woolf
Esta novela fue una de las propuestas de este año del Club de Lectura de Babilonia literaria y lo sumo porque considero que si bien no es fácil su abordaje, siempre es necesario sumar un texto que ha marcado un antes y un después en la literatura universal. Atravesada por la voz narrativa de la autora inglesa, esta historia está escrita a partir del “flujo de consciencia”, es decir, de una línea de narrativa que surge del pensamiento de sus protagonistas.
Algunos puntos para quien decida leerla: sí o sí hacerlo en momentos de muchísima concentración (no es para leer antes de dormir), tener a mano un lápiz para marcar tiempos y espacios, ya que no hay cortes de capítulos y por último, hacerlo en posible en un tiempo de ocio.
Libro cordobés: «Parece sangre en el paño blanco impecable», de Gilda Izurieta.
La propuesta de Fruto de Dragón no deja de sorprenderme. Esta editorial cordobesa que convoca a lecturas de libros sobre viajes narrativos y culturales, suma títulos absolutamente singulares que siempre vale la pena conocer. En esta oportunidad, llegó a mí este pasaje en forma de libro para conocer Japón, a partir de las crónicas de la periodista Gilda Izurieta, quien visitó este país pocos días antes que comience la cuarentena. De hecho, la pandemia de Coronavirus es uno de los anclajes de su escritura –todo lo que tuvo que verse modificado en su itinerario original debido a las imposiciones y prohibiciones del momento- como lo es también su condición de mujer y en particular de su ciclo menstrual que la sorprendió ni bien llegó a tierras niponas, y le permitió conectar con el universo y la cultura oriental de forma singular.
Cada libro de Fruto de Dragón está acompañada por imágenes bellísimas y en este libro, las ilustraciones en lápiz rojo son una obra de arte en sí misma.
Libro histórico: La noche de las beguinas, de Aline Kiner.
Por último, la novela histórica que no puede faltar en mi lista de libros anuales. Confieso que al principio me costó mucho engancharme con esta historia de la escritora francesa porque no tiene el mejor comienzo. Pero luego se transforma en un relato exquisito.
Ambientado en el París medieval, cuenta la historia de las beguinas, mujeres viudas o huérfanas que vivían en conventos pero sin ser monjas, trabajando en post de la sociedad y que por eso contaban con la ayuda y la protección de la Iglesia Católica. Sin embargo, en tiempos de la baja Edad media, cuando los paradigmas políticos/económicos comiencen a modificar la centralidad teológica y el poder religioso comience a decaer, la acción de una mujer beguina y escritora en particular que señala el autoritarismo del hombre, pondrá en jaque la libertad de las mismas.
En Babilonia salió un comentario que puede leerse aquí:
Como les dije, de yapa recomendados de libros infantiles que estuvieron circulando en la biblioteca y son para tener en cuenta:
“Pregúntame”, de Bernard Weber (EEUU). Un pequeño relato que surge a partir de un paseo en el parque entre un padre y su hija. Un diálogo que parece banal, pequeño, cotidiano, pero que dispara una inmensidad de interrogantes y reflexiones existenciales a partir de la pregunta: “¿qué te gusta?” Para chicos a partir de los 4 años.
“Prohibido ordenar”, de Mario Méndez (Mar del Plata). Un padre que trabaja durante la noche, lo único que quiere es llegar a su casa y descansar. Esperar que sus hijas y mujer se despierten para ir a la escuela, saludarlas y acostarse después de una larga jornada. La rutina es igual cada día. Sin embargo, un lunes, al regresar la casa está patas para arriba. Lo primero que siente es un gran enojo porque no siente que el deber continúa también en el hogar, pero luego, logra encontrar pistas de los juegos en su ausencia y todo cambia.
“Duerme guagüita”, de Vilma León (Jujuy). Una mamá baja el cerro allá por la zona del Altiplano y le canta a su bebé antiguas canciones pasadas de generación en generación. Un canto, una ofrenda, una forma de regalar tradiciones. Lo íntimo de la melodía, el contacto de esa madre con su hijo, las palabras elegidas demuestran una cultura ancestral bellamente hecha libro.