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Comentario: “Recursos inhumanos” de Pierre Lemaitre

 

En este nuevo trabajo, Pierre Lemaitre compuso una maravillosa novela que tiene mucho que ver con un thriller de suspenso. Una obra donde muestra un cuadro social de Francia, promediando la primera década de este siglo. Allí fue donde la crisis económica golpeó muy duro a la clase media asalariada y descompuso el tejido social construido sobre los cimientos del confort y la seguridad económica.

 

La narración en primera persona es efectiva. En los capítulos iniciales, Alain Delambre narra su derrumbe. Se describe la radiografía de un profesional de 57 años que queda desempleado y una sociedad que lo transforma en un ser descartable. Es el relato de una caída libre que desespera y sus manotazos por tratar de aferrarse a lo que ya fue y no puede volver a ser. Una descripción descarnada de la desesperación. El descenso social es doloroso y la descripción tiene tanto realismo que la hace palpable, tangible. Emociona y angustia. Delambre oculta su verdad, se traga el orgullo, porque quiere y no puede. Su impotencia se transforma en desesperación. Y el verse sin salida lo convierte en algo que nunca fue: un ser violento.

 

¡Cómo no ilusionarse con esa salida que surge de la nada! Es la posibilidad de reivindicarse como hombre, padre y esposo. Ya no le importa nada. Miente, roba, tira por la borda lo poco que le queda de integridad. Es la oportunidad – quizás la última – de volver a ser humano.

 

La estrategia de una empresa con métodos despiadados en la selección de personal, es la trama de la segunda parte. Una falsa toma de rehenes es el marco para lograr que la búsqueda de un directivo sea la más certera. Se precisan recursos humanos, no seres humanos. El relato queda en manos de un ex militar que fue contratado para diseñar una parodia tan real que es llevada adelante por profesionales. Nada debe fallar. Un despliegue a la altura de lo que se busca, la élite. Sólo hay un cabo suelto: estaba pensado para que participen personas en sus cabales. Pero un ser desesperado puede transformarse en alguien inmanejable, imprevisible y ese detalle hace que el plan fracase.

 

El desenlace lo pone otra vez a Delambre relatando sus nuevas circunstancias. El thriller toma temperatura de acción. Los hechos se suceden con un vértigo abrumador. Un nuevo giro da paso a una situación extrema, que desemboca en otro conflicto que parece terminal.

 

Hay violencia, intriga, suspenso. Desesperación y altruismo. Amor de pareja, amor filial y amistades verdaderas.

Nada volverá a ser lo que fue. Le queda una última posibilidad. No parece haber salida.

 

La sensación que deja esta maravillosa obra de Lemaitre, nos remite a esa vieja frase hecha: «La plata no hace la felicidad».

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