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Camucha Escobar: "Me gusta que el lector no pueda detenerse una vez que comienza a leer mis historias"

 

 

 

Ni la escritora, ni la autora, ni la lectora. Quien respondió el mensaje aceptando con gusto hacer esta entrevista fue Camucha Escobar, la reciente y orgullosa abuela. Es que esa tarde tenía cita como compañía para su nieta recién nacida en el control médico, y por supuesto no había chances de dejar pasar la oportunidad.

Así de transparente es Camucha, así la conocí.

Y me di cuenta que es una persona capaz de disfrutar tanto los éxitos profesionales, como la cotidianeidad de su familia.

Intensa, decidida, directa, como sus historias y personajes.

 “Tu rostro en el fuego” lleva por título su segunda novela, publicada hace pocas semanas por Plaza y Janés, libro que le continúa a “Tierra en sombras” no sólo en el escenario geográfico, histórico-político donde se desarrolla, sino también en cuanto a algunos personajes, que -según la autora-, cobraron importancia con el correr del primer relato, e hicieron camino después, consiguiendo su propia novela. Como Piedad, la protagonista de la novedad 2017 de Escobar, que ha conseguido en este tomo vivir su gran epopeya de amor junto a Ernesto, en medio de las trifulcas nacionales de mediados de siglo XIX.

Desde su querido Pergamino, donde cohabita en el terreno de la fantasía con todas sus creaciones literarias, Camucha Escobar dialogó con Babilonia, y no sólo habló sobre “Tu rostro en el fuego”, sino también sobre su perfil como autora, sus procesos narrativos, anhelos y proyectos.

 

La rivalidad entre unitarios y federales es un tema que está presente también en otras novelas históricas de autoras nacionales, ¿desde qué lugar elegiste narrar vos esta historia para atrapar al lector?

En esta segunda novela no hay unitarios, sí federales que apoyan de Rosas y federales que defienden a Urquiza, porque justamente escribo sobre el avance del Ejército Grande.

 

Sin embargo toma el mismo tiempo histórico de “Tierra en sombras”, sin ser una continuidad del relato, ¿por qué no quisiste cambiar la época donde se inscriben ambas narrativas? ¿Surgieron, quizás, en el mismo momento?

Primero tuve la historia de José Manuel, que venía en realidad de un cuento anterior, y desarrollé en la primera novela. Pero me di cuenta que es cierto eso de que hay personajes que cobran vida y tienen su camino. Me pasó con Piedad, por ejemplo. Entonces pensé que si quería darle una continuación narrando sobre los hijos de “Tierra en sombras”, me quedaba un periodo en el medio sin tocar, entonces decidí tomar otros personajes secundarios. Ellos merecían su propia historia.  Y en la tercera novela (aún no se sabe cuándo saldrá), les doy un cierre general.

 

“Pinta tu aldea, y pintarás el mundo”, dijo Tolstoi alguna vez, ¿qué es lo que más disfrutás de escribir sobre Pergamino, ese lugar que tanto conocés y que es escenario de tus historias?

No te creas que conozco mucho, o en realidad conocía. A Tierra de sombras lo escribí después de ir al archivo de la ciudad, y encontrarme con un montón de cartas, mapas y datos. Muchas cosas que nadie enseñaba en ningún lado, ni siquiera en los colegios, por eso tampoco quise correrme de ese período histórico, era mucho material el que había conseguido.

 

¿Y qué pasa con la gente de Pergamino?, ¿también (re)descubrió su lugar?

Les encanta, con Tierra en sombras, que autopubliqué aquí mismo, tuve un éxito muy grande, y con esta también. A mí no me pasó eso de que uno no es profeta en su tierra.

 

Romántica, histórica, erótica, para público femenino, la novela parece tener hoy diferentes categorías aunque es una sola, ¿cómo te llevás con esos rótulos? ¿A la hora de escribir, qué es lo que te importa realmente? 

Yo no me siento identificada con ninguna, y te digo por qué. Yo uso, por ejemplo, mucho realismo mágico, y eso no es común en estas categorías. Por eso no puedo decir que es romántica, por ejemplo. Sí tiene el romanticismo que puede tener cualquier persona, pero nada más.

 

Después de la expectativa que genera escribir y editar una primera novela, ¿cómo fue el proceso de escritura de la segunda? ¿Qué disfrutaste más o menos?

En esta estaba más canchera. Antes trabajé mucho (con Carla Pandolfo), y ella me ayudó mucho con algunos detalles. Yo soy muy de ir rápido a los conflictos, no me detengo en las descripciones. Siento que eso le da un ritmo diferente de lectura, pero se que no está bien en términos narrativos. Todas esas cosas en esta segunda novela estuvieron mejoradas, y creo que en la tercera estoy mejor aún (risas). Igual no quiero sacarle ritmo a la novela, porque a mí me gusta que el lector no pueda detenerse una vez que comienza a leer mis historias, que no puedas dejarlo en la mesita de luz.

 

Bueno, de hecho eso es algo que subrayan las lectoras de tus novelas…

Es que los conflictos me salen rápido, por los cuentos cortos que siempre escribí. Después cuando releo, veo, e intercalo con cosas livianas, porque se que muchas angustias son apremiantes. Pero es mi estilo, yo se que escribo fuerte, bien escorpiana, intensa.

 

Muchas de tus lectoras disfrutan comentando en las redes el libro y tus creaciones, como si eso cerrara el ritual de leer, ¿cómo manejas las ansiedades del público? ¿pesan a la hora de pensar una nueva historia?

No, para nada. Yo para escribir tengo que hacerlo a partir de lo que a mí me interesa, tengo que estar atrapada con la historia, sino estoy en el horno. Lo que sí me pasa, porque soy fanática por herencia de mi abuela, es que tengo mi telenovela y ahí sí  me siento representada por lo que les pasa a ellas.

 

¿Por no poder dejar de leer o ver una novela?

Yo siempre leí mucho porque no tenía televisión en casa, y leía cualquier cosa. De hecho mi abuela me leía el diario. Y siempre tengo mi novela que bajo de internet, me gustan mucho las turcas. Esos novelones bien dramáticos, pero por supuesto con final feliz. Por eso me gusta darle a mis historias un buen final.

 

O sea que le das a tus propias historias los finales que te gusta leer a vos

Totalmente, yo soy de terror como lectora, soy capaz de leer primero el final sólo para fijarme si uno de los protagonistas muere, y si es así, entonces no lo leo más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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