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"Cadáver exquisito": Una metáfora salvaje y voraz

Hace algunos meses compartíamos en Babilonia el comentario de este libro de Agustina Bazterrica, que resultó ganador del Premio Clarín Novela 2017. Previo a la charla que la autora ofrecerá este sábado a las 17 en el Patio Menor del Cabildo -en el ciclo «Zona de entrevistas» de la Feria del Libro y el Conocimiento- recordamos la crítica de este relato que nos traslada a un escenario distópico donde el canibalismo está socialmente aceptado.

¿Cuánto de nuestro mundo real hay en este historia bestial, inteligente y metafórica?

 

 

 

 

 

“Media res. Aturdidor. Línea de sacrificio. Baño de aspersión….”. No son más que un conjunto de palabras técnicas. Sin embargo tienen un impacto diferente si se les agregan otras como “faenar humanos”.

En el texto de Agustina Bazterrica las palabras dichas y no dichas no son azarosas. El nuevo sistema que domina a esa sociedad distópica en la que se desarrolla “Cadáver exquisito” ha borrado del lenguaje algunas palabras y las ha suplantado por otras con la única intención de sobreadaptar, invisibilizar o tal vez “civilizar” la barbarie. “Hay palabras que encubren el mundo”, afirma la autora al inicio de la novela.

 

Es que el mundo, tal como lo hemos conocido, ha cambiado. Un extraño virus infectó a los animales. Éstos dejaron de ser alimento y hasta dejaron de ser mascotas. En concreto: es un mundo sin animales, pero es un mundo voraz. Y en esa voracidad los negocios deben seguir (en especial el gran negocio de los frigoríficos) por lo que los seres humanos aceptan comerse unos a otros. Decimos aceptan porque no se hace de manera clandestina, sino de manera reglamentada y asumida como algo natural.

 

En esa sociedad hay dos clases de humanos: los que comen y los que son comidos. Y,  entre unos y otros, se encuentra Marcos Tejo. Él es el protagonista de esta historia, un hombre que está muy lejos de ser un héroe que quiere cambiar las reglas pero que sin embargo, en su fuero íntimo, se resiste a esas condiciones impuestas. Él no se ha dejado convencer por el discurso, él llama a las cosas por lo que son.

 

Tejo alguna vez tuvo una vida diferente: una mujer, un hijo, unos perros que adoraba, un padre… Él conocía de frigoríficos cuando lo que se faenaban eran reses. Por eso ahora es una pieza clave en una industria que conoce a la perfección. También es a él a quien le obsequian una “hembra” que, sin saber muy bien porqué, no vende ni come. Al contrario, le pone un nombre, la baña, la cuida…. Casi sin querer, la humanidad se instala entre ellos. Casi sin querer Marcos Tejo va rompiendo las normas prestablecidas.

  

Incomodar al lector

 

“Cadáver exquisito” tiene la capacidad de incomodar al lector. No solo porque apela a los sentidos – los aromas, las texturas y algunas imágenes que nos llevan al límite-, sino porque su trama futurista es una metáfora de las sociedades actuales.

El canibalismo es mucho más que comernos unos a otros, es la cara más salvaje de un sistema sostenido en base a oprimidos y opresores. De allí la potencia y vigencia de esta obra.

 

En estas páginas hay dos relatos que funcionan casi de manera paralela: por un lado aquél sostenido en lo que dicen y hacen públicamente los personajes, y por el otro en lo que algunos de ellos piensan y sienten en lo más hondo de su ser. Por eso el padre de Marcos Tejo ya no recuerda (como si fuera una decisión más que una enfermedad); por eso el propio Marcos Tejo se emociona al descubrir unos perros cachorros; por eso alguien deja escrito en un zoológico abandonado «extraño a los animales»… Hay miradas, gestos y pensamientos que nos permiten ahondar en esa otra lectura que subyace debajo de ese nuevo orden social que oculta la decadencia humana.

 

Hay una especie de espiral del silencio que lo cubre todo. Los “humanos” faenados no tienen voz, y los otros no dicen lo que deben decir o tal vez usan palabras encubridoras para no nombrar el horror.  

El lector, por momentos, también enmudecerá frente a ese salvajismo difícil de digerir.  

 

 

 

 

 

Solidez narrativa e investigación

 

Desde lo narrativo, Bazterrica ha trabajado con solidez la construcción de cada capítulo, como si estos funcionaran de manera independiente y fueran pequeñas piezas de un rompecabezas complejo e impactante. Quizá por eso es que su lectura se vuelve tan adictiva.

 

Por otra parte, es evidente que en estas páginas hay un muy buen trabajo de  investigación sobre el mundo de los frigoríficos.Todo el proceso está perfectamente detallado, algo que también se torna inquietante y perturbador. 

 

«Cadáver exquisito» es un relato lúcido, diferente, atrapante, de esos que no pasan desapercibidos, de esos que quedan rondando en la mente por varios días después de haberlo leído.

 

 

Agustina Bazterrica en «Zona de entrevistas» 

 

Cerrando el ciclo «Zona de entrevistas» que venimos realizando con Babilonia Literaria en la Feria del Libro y el Conocimiento, este sábado 22 a partir de las 17 la escritora -cuya novela ya ha sido traducida a varios idiomas- será la protagonista de la charla «relatos salvajes: la distopía como metáfora de la realidad». 

La cita es en el Patio Menor del Cabildo. 

 

 

 

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