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“Busqué narrar de manera bella el horror”

“Si las circunstancias cambian de manera drástica siempre se puede volver a una Edad Media de túnicas y represión”, afirma Agustina Bazterrica en esta entrevista que hace foco en su nueva novela “Las indignas”. El texto no da respiro y nos sumerge a un universo oscuro e inquietante. La autora es una de las invitadas al ciclo #Miradas que Babilonia realizará en el marco de la Feria del Libro Córdoba.

“Sin fe, no hay amparo”. La frase se repite como un mantra entre un grupo de mujeres  que han sobrevivido a la devastación del planeta. Ellas viven la Casa de la Hermandad Sagrada, una especie de antiguo monasterio en el que la supervivencia se  sostiene a base de jerarquías estrictas (y en algunos clases denigrantes), el miedo a la Hermana Superior, el misticismo demencial, la tortura y la represión. 

La novela “Las indignas” nos remite, por momentos, a esos conventos de la Edad Media atrapados en el oscurantismo,  pero también al corazón de esas sectas demenciales e ilógicas.

Bazterrica crea en este libro un mundo distópico, inquietante y sórdido. Su narrativa -siempre potente- incomoda, genera sensaciones físicas y a la vez se vuelve adictiva. Al igual que su novela anterior –“Cadáver exquisito”- es de esos libros que no se pueden dejar de leer. 

La autora estará en la Feria del Libro Córdoba el próximo domingo 8 de octubre, en una mesa sobre “Narrativas Contemporáneas” que se realizará en el marco del ciclo #Miradas que organiza Babilonia Literaria. En diálogo con nuestra plataforma, habla de “Las indignas” este título recientemente publicado por Alfaguara que en menos de dos semanas lanzó su segunda edición.

En varias entrevistas comentaste que estando en Perú y luego de recorrer un monasterio, empezó a gestarse en tu cabeza “Las indignas”. ¿Cómo fue eso? 

-Sí, en el 2018 viajé a la Feria de Cusco y fui al Monasterio de Santa Catalina donde tienen un patrimonio de arte cusqueño importante, y un tipo de iconografía que me fascina y que estudié en la facultad que son los Ángeles Arcabuceros. En el Monasterio casi no había turistas y estaba ambientado como si las monjas siguieran viviendo ahí. Y recuerdo entrar a una sala y ver a una monja rezando y el terror que sentí, hasta que me di cuenta de que era un maniquí. En ese momento fue cuando pensé en escribir algo sobre un monasterio y mezclarlo con mi propia experiencia de vida dado que fui a un colegio de monjas alemanas.

Aunque finalmente escribí sobre una secta en un mundo devastado, la base es mi experiencia con el catolicismo. 

De hecho en la novela está muy presente el tema de esas estructuras religiosas (o sectas) que manipulan, prohíben, castigan… ¿Qué tuviste en cuenta para construir ese universo tan coercitivo y opresor? 

-Sin dudas, como comentaba en la primera respuesta, me basé en mi propia experiencia. Si bien tengo entendido que hay colegios de monjas amorosos, abiertos, y solidarios, esa no fue mi experiencia. Nos hacían sentir todo el tiempo que éramos indignas o por el famoso pecado original, o por Eva (culpable de la caída “del hombre”) o porque querían disciplinarte, que fueses obediente y sumisa. Al menos yo lo viví así, una asfixia constante porque ni con el pensamiento podía escapar, porque Dios (ese señor que estaba pendiente de tus genitales 24 horas) sabía lo que estabas pensando y te iba a castigar y vos tenías que arrepentirte.

Pero también estudié sobre sectas. En las plataformas hay muchos documentales, pero el que más me impactó fue “Sé dócil: Oración y obediencia” sobre el ascenso de Warren Jeffs en la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, un pastor quien estaba casado con 50 mujeres. Sin embargo, el consentimiento no estaba presente, ya que las mujeres que formaban parte de este grupo eran víctimas de abuso sexual, físico y psicológico. La “idea” de que la salvación y el lugar en el cielo se ganaba de acuerdo a la cantidad de vínculos e hijos que se tenía era la premisa que empujaba a este líder siniestro. 

“Cadáver exquisito” y “Las indignas” son dos novelas distópicas. ¿Por qué la elección de ese género? 

-No elijo géneros, porque para mí todo es literatura. Entiendo que los textos que comparten un universo o una atmósfera se califiquen en géneros, pero no pienso en esos términos a la hora de escribir. 

Dicho esto, es verdad que por ahora transito universos oscuros. Me interesa llevar situaciones al extremo. ¿Cómo sería un mundo arrasado? ¿Y qué pasa si en un reducto sin contaminación hay un grupo de mujeres y un hombre que creen que porque le rezan a un Dios ese lugar se mantiene limpio, habitable? ¿Cómo serían los insectos tóxicos? ¿Cuáles serían los sacrificios que exige ese Dios? ¿Existe ese Dios? 

Basándome en nuestra realidad exploro las posibilidades más extremas que se me ocurren, porque llevo la violencia en la que estamos inmersos al límite, quizás con la esperanza de nunca vivir en ese mundo con guerras por el agua y ríos secos. 

“Las indignas” tiene dos pilares sobre los que se sostiene la historia: el afuera (un mundo devastado) y el adentro (un mundo tenebroso, lleno de oscuridad). ¿Cómo se condicionan ambos mundos en este esquema narrativo? 

-Esos dos pilares articulan el hecho de que no hay escapatoria. Esas mujeres están obligadas a formar parte de la secta porque si se escapan, se mueren. La opresión está en todas partes. O te morís de sed, o estás obligada a pegarte latigazos para expiar con tu sangre y lo que me interesa es trabajar con las dinámicas de poder cuando no hay otra opción. Cómo la perversidad va tomando distintas formas en nombre de la fe. 

-Hay una voz narrativa que es la que va contando la historia. ¿Cómo fue construir esa voz? 

-Hice un trabajo detallado y minucioso con el registro porque ella escribe. Lo que leen los lectores son los papeles encontrados de una indigna, por lo tanto fue un desafío trabajar para mantener la tensión cuando todo lo que ella escribe ya le sucedió. Además jugué con el hecho de que ella tacha palabras, las deja incompletas, escribe con tintas de distintos colores, con su sangre. Y tuve que pensar muy bien el final, cómo hacer para que fuera verosímil siendo que ella escribe de manera clandestina. Me pareció un desafío hermoso. –Aunque es una obra distópica, por momentos hay un clima que remite a la Edad Media. ¿Hubo una intencionalidad de indagar en ese oscurantismo? 

-Sí, creo que en la Edad Media con el ascenso y expansión del cristianismo hubo un teocentrismo que trajo más represión, oscurantismo, juzgamiento, desconexión con la naturaleza, sospecha, en definitiva, más dolor. Llevó mucho tiempo y mucho trabajo lograr que la sociedad vuelva a aceptar la libertad sexual, los vínculos gays, hablar de sexo de manera seria y profunda, entender la falacia de la virginidad y del binarismo. Todavía falta un largo camino, pero lo que trabajo en la novela es que si las circunstancias cambian de manera drástica siempre se puede volver a una Edad Media de túnicas y represión.  

-Sos una gran lectora y una escritora muy detallista, ¿cómo viviste el proceso de escritura y corrección? ¿Qué desafíos te generó hacer un libro como “Las indignas”?

-Trabajé con un registro poético, con lo cual busqué narrar de manera bella el horror tratando de no caer en lugares comunes o artificiales. La corrección fue intensa, como lo es con cada cosa que escribo. Desde el sonido, el ritmo, la cadencia hasta la coma y dónde poner el punto. Cada detalle es fundamental, porque una obra está hecha de eso, de detalles. Además busqué connotar con imágenes. ¿Qué está simbolizando el ciervo en el vitral? ¿Por qué hay tantos círculos en la obra, desde el número 8 que se repite (dos círculos), hasta los animales que caminan en círculos hasta volverse locos? ¿Qué significan los nombres de los personajes? ¿Por qué hay tantos paréntesis al principio de la obra? Trabajé con infinidad de detalles de esta índole que espero que los lectores disfruten.

#Miradas

Agustina Bazterrica estará junto a los escritores locales David Voloj y Perla Suez participando de la mesa “Narrativas contemporáneas” en el marco del ciclo #Miradas que Babilonia Literaria producirá en el marco de la Feria del Libro Córdoba 2023. En la actividad también brindarán su perspectiva y aporte los libreros Rubén Goldberg (Rubén Libros) e Íbero Martínez (El Espejo).

La cita es para el domingo 8 de octubre a las 17 en el Paseo de la Nueva Andalucía – Museo de la UNC (Duarte Quirós 107).

Para ver toda la grilla completa #Miradas ingresá aquí 

Crédito de fotos de la autora: Denise Giovaneli. 

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