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«Antes de encontrarte» (en primera persona)

La escritora y periodista Florencia Vercellone, editora de Babilonia, cuenta cómo surgió su nueva novela, continuación de “Todo por volver a verte”, publicada el año pasado y nos regala el comienza de esta historia. Se presenta el próximo martes 12 de diciembre en Librería del Palacio.   

Las historias siempre comienzan de manera misteriosa. No digo en el papel, sino en la imaginación de quien las crean. Nunca sabremos del todo cómo empieza a germinar una idea, cuál fue el estímulo certero que nos llevó a indagar acerca de algún sentimiento o una imagen que de repente se nos vino a la mente y nos invitó a observarla y luego a describirla, y luego a narrarla.

Como digo en las notas finales de este nuevo libro, “Antes de encontrarte” nació sin que yo fuese demasiado consciente de eso, mientras escribía “Todo por volver a verte”. Sin caer en spoilers, puedo decir que el final de la primera novela, ese que al principio yo no había previsto pero que se fue construyendo a partir de las investigaciones históricas y las entrevistas, necesitó -en su momento- de un capítulo que escribí pero que nunca publiqué. Es decir, precisó para sostenerse de notas, datos y averiguaciones sobre uno de los personajes principales, elementos que esparcí cuidadosamente en mi mesa de trabajo para poder ubicarlo luego en el lugar exacto donde debía estar. Estoy hablando, por supuesto, de Juan. Y estoy hablando de cómo él en una especie de juego, de boomergan cuando aparece sin anticiparse para cambiar lo que se creía que no tendría otro destino.

Muchos lectores me preguntaron el porqué de ese final abrupto, de ese desenlace acelerado. Otros me planteaban –con razón- que “necesitaban” saber qué ocurría después del encuentro, si había alguna segunda parte. Yo siempre me sinceraba aclarando que no, aunque ocultaba -al mismo tiempo- sobre ese anticipo que ya tenía. La idea ya estaba, sólo tenía que brotar. Y brotó. O mejor aún, el personaje habló. 

Los personajes hablan, a los lectores, pero primero a los escritores. Y Juan habló y me recordó que la historia de su vida también era importante. Que los años transcurridos entre su juventud y su adultez también reflejaban un país y una derrota y un encierro y una oscuridad y una salvación.

Entonces no tuve más que empezar a tirar del hilo e imaginar, conectar con el resto.

La historia comienza minutos después de cuando termina “Todo por volver a verte”, porque –a veces- la vida es así, imprevisible, urgente, es aquí y ahora, y uno actúa en consecuencia. A veces no tenemos “todo el tiempo del mundo”, sino apenas unos minutos, o tal vez horas. Juan y Ana no mucho tiempo, porque el tiempo fue, entre otras cosas, lo que perdieron durante el exilio. Son conscientes de eso, por eso sin decirlo, aprovechan cada minuto, cada hora, intuyendo que quizás ese día, esa tarde de llovizna, signifique otra cosa para el resto de sus vidas.

Así empieza “Antes de encontrarte”, ojalá la disfruten.

Esta historia tiene dos comienzos. Este relato, este amor escrito en pasado, que ha jugado con el tiempo y se dio el lujo de atrasar las agujas del reloj para marcar la hora exacta en el momento menos indicado, puede haber sido, al fin y al cabo, solamente una fantasía o la única forma que tuvo el destino de mostrar a sus protagonistas que los finales siempre quedan abiertos. Quizá fue algo casual, la cita puntual en la mayor de las ignorancias. O todo lo contrario: el punto preciso y nunca calculado donde se juntarían de una vez y para siempre las coordenadas existenciales de dos extraños conocidos.

¿Azar o destino? ¿Desconocimiento o porvenir? Preguntas que, aún después del inexorable paso de los años, ni ella ni él se podrán responder.

Ella fue joven y decidida, valiente pero precavida. Vivía solitaria, entre libros y la voz exigente de su madre. Conoció un día el amor y dejó su nido seguro para salir a correr con el viento. Se quitó la venda de los ojos, soltó amarras, miró el mundo y su país, y quiso cambiarlos al lado de ese hombre que le ofrecía el infinito. Le creyó hasta la última palabra, cumplió con cada una de sus recomendaciones. Ninguno de los dos descifró las señales de la noche que se avecinaba. Se amaron libremente en tiempos en los que la osadía se pagaba con la vida. Ilusos, se dieron el lujo de discutir dejando en el aire las ofensas.

Ella se fue sin querer irse, pero convencida de que no quería regresar. Cruzó el océano desconocido; una vez del otro lado, con la cabeza baja y el espíritu domesticado, solo pudo ver su propio ombligo y decidió olvidar.

Él fue un soñador incurable, un hombre que creció entre ideales y que desde pequeño sintió que estaba marcado el camino que debía recorrer. Fue determinante, astuto, combativo.

Se enamoró y esa pasión fue uno de sus mayores desafíos, porque de tan pura representaba todas sus debilidades. Como todo intrépido, no dudó en pergeñar planes inmorales, en burlar la ley, en alzar las armas por lo que consideraba justo. Luchó sin cansancio, atravesó la ciudad visible y al mismo tiempo la otra, la clandestina. Fue inteligente para salvar a todos, menos a sí mismo. Un mal día, cayó. Padeció cada instante en ambos infiernos: el íntimo, que le reprochaba no haber podido escapar, y el de los verdugos, que lo invitaba a morir. Muchos años después, cuando pudo perdonarse, creyó que para seguir debía nacer de nuevo.

Presentación

«Antes de encontrarte» se presentará el próximo martes 12 de diciembre en Librería del Palacio (Ituzaingó 882) a partir de las 18.30. En la ocasión, la autora estará dialogando con la periodista Brenda Petrona Veliz (La Voz del Interior).

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