El próximo viernes 4 de agosto tendrá lugar en Café del Alba -en el centro de la ciudad-, la presentación de la recientemente publicada colección de poesía “Agalma”, de la editorial cordobesa Buena Vista.
Se trata de una interesante apuesta de este sello que desde hace tiempo sorprende con sus criterios de publicación permitiéndonos (re)descubrir textos quizás injustamente olvidados por los lineamientos literarios actuales, pero que esta vez se zambulle de manera fresca en la poesía de mujeres contemporáneas.
“Agalma es un término griego que significa ornamento, tesoro, objeto de ofrenda a los dioses o, de manera más abstracta, valor, representa el punto pivotal de la conceptualización lacaniana del objeto causa del deseo, «el objeto a» -en un diccionario de psicoanálisis- “ señala Daniela Mac Auliffe, editora general de Buena Vista, haciendo así una introducción tan clara como necesaria para saber con lo que luego nos encontraremos al leer la poesía de Agalma.
El poeta y editor cordobés Alejandro Schmidt es quien dirige la colección Agalma que cuenta –por el momento- con tres títulos: «Las madres remotas», de Elena Anníbali; «El bosque de las mujeres amadas», de Mariela Laudecina y «Lavar a la madre«, de Carina Sedevich. Tres mujeres, tres poetas con mayúsculas, tres nombres ligados a Córdoba que han escrito para la ocasión bellos textos que azarosamente -como dice el director de dicha colección- retratan diferentes perfiles del género.
Aproximaciones de Agalma
“Estas madres que en su mayoría no fueron (ni Ariadna, ni Antígona, ni María Magdalena, ni Marilyn Monroe lo fueron biológicamente) se transforman, en sus padecimientos, en las madres simbólicas de todas las mujeres. Es así que hacia el final, el libro parece estar proclamándose en el grito liberador de una implacable conciencia de género”, señala en la contratapa del libro María del Carmen Marengo.
Soledad Vargas, en tanto, señala sobre “El bosque de las mujeres amadas”: ·es un canto al pecado, con su propia religión; nos salvará de nosotras mismas”.
Y por último, José Vila apunta: “En Lavar a la madre las cosas pasan a ser aspas que van matizando los tonos de las escenas, pero insisten en ser el silencio recibido, el silencio continuado después de que los hechos de la vida han transcurrido y hemos entrado en un recuento caudaloso, descentrado, a veces caprichoso. Momentos ulteriores, los inmensos espacios en los que reposa el duelo de la mirada”.
Como un regalo de palabra, “Agalma” es entonces una nueva celebración de la editorial Buena Vista, y es el poeta Alejandro Schmidt quien habla un poco más sobre esta colección que considera sustancial para la difusión de la poesía, único género literario que -según él- se ha mantenido puro a lo largo de miles de años por haber estado siempre fuera del mercado editorial.
– ¿Cuál fue el desafío que surgió en tu rol de editor-poeta cuando tomaste la dirección de esta colección?
– El desafío es contribuir a la difusión de la poesía tanto en la colección que dirijo como en la colección para autores noveles que dirige Mariela Laudecina. No considero que el hecho de ser poeta sea significativo para dirigir una colección de poesía como es el caso, se puede ser poeta y no tener el criterio necesario; por otra parte la editora es Daniela por lo que la decisión es compartida.
– Se presentan en cada uno de estos libros mujeres con claroscuros, con sus bondades y miserias. En un tiempo que combate dentro de las coordenadas de la igualdad de género, ¿qué aporte crees que hace esta colección?
– Existe buena o mala poesía, me parece que hablar de géneros y sus derivas sería como hablar de poetas petisos o altos, gordos o flacos, etc. Ha sido mero azar que los libros inaugurales pertenezcan a poetas mujeres, para el porvenir habrá también poetas varones de distintas generaciones. No me parece afortunado mezclar las cosas; la militancia política, por lo general, no ha definido la calidad estética de un poema.
– Agalma significa “tesoro, ofrenda”, ¿crees en la poesía como un regalo, una ofrenda de palabras que la diferencian de otras narrativas?
– La poesía es una fuerza que sostiene al mundo, es pre y posverbal, trabaja con lo epifánico, el silencio, el más allá del sentido. La poesía podrá ser más o menos narrativa pero no pertenece al género de la narrativa porque no comparte su lógica de estructura semántica
– En un mundo donde abundan novelas y ensayos, ¿qué importancia crees que tiene la poesía?
– La poesía no aspira a la importancia, aspira a la eternidad. Abundan y se consumen ensayos y novelas, géneros que soportan, a lo sumo tres o cuatro siglos. El hecho de que la poesía no sea parte del mercado editorial habla de la banalización de la época no de la poesía. Lo que llamamos poesía perdura hace más de tres mil años como la música, la danza y la pintura.
La presentación es el 4 de agosto en el Café del Alba (9 de julio 482) a las 20.30 con entrada libre y gratuita.