Babilonia Literaria
Hoy participa de nuestra entrevista la escritora Mabel Pagano, nacida en Lanús Oeste, provincia de Buenos Aires. Entre sus obras se destacan: «El país del suicidio», «Malaventura», «Felicitas Guerrero de Álzaga», «Clara Oliva» y «Esclava del Señor».
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¿Cuándo apareció en vos la vocación de escritor?
Una maestra que tuve en sexto grado, Susana Tuñer, fue la que “plantó la semilla”. Nos hacía conocer textos fuera de programa y despertaba otras inquietudes. Al menos, en mí.
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¿Hubo algún libro que te marcó como lector y/o escritor?
Hubo un libro (que leí a los 12 años), y un personaje de esta obra. “Mujercitas” de Louise May Alcot y Jo March, que quería ser escritora.
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De tus creaciones literarias, ¿hay algún libro por el que tenés un afecto especial? ¿Cuál y por qué?
Los libros son hijos del alma y una madre NUNCA puede sentir preferencia por uno. Todos son diferentes, todos tienen algo, todos emocionan, a todos se los ama.
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¿Cómo es tu rutina de escritura? Es decir: ¿en qué momento y en qué horarios escribís?
Mirá, hubo etapas. Cuando era soltera, escribía en mi casa, después de casada y con el nacimiento de mis hijas en la oficina (me gané la vida, hasta que se acomodaron mis cosas gracias a la Literatura, como secretaria ejecutiva en distintas empresas). Allí escribía, a escondidas, claro, en los momentos libres y en los no tanto. Desde hace unos años, tengo un “aguantadero” en la Avenida de Mayo, donde voy a escribir y a veces también lo hago en mi casa, ya libre de los compromisos familiares.
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¿Qué te inspira para empezar una creación literaria?
En la primera etapa de mi trayectoria, llevo cuarenta y cinco años escribiendo, me inspiraba en una buena historia que me habían contado o que había aparecido en un diario o en una revista, una parte de ella, a veces una sola hoja, o una simple anécdota a la que le veía “la vuelta”, para poder recrear. Uno lee mucho, ve cine, teatro, televisión. Suceden hechos y se cuentan cosas todos los días, pero entre esa multitud de episodios, queda uno, un suceso o un personaje que actúan como disparador y sobre el que se empieza a “andar el camino”, ese que el escritor recorre con su imaginación. Pero en la segunda etapa, dedicada de lleno a novelas y cuentos históricos, mi fuente de inspiración han sido, naturalmente, los libros de historia.
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Cómo lector, ¿cuáles son tus géneros favoritos?
Sin duda, la novela histórica.
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Además de la escritura, ¿qué otras actividades te gustan? (tanto a nivel profesional como a nivel recreativo)
Me gusta leer, claro y también, mucho, cocinar.
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De los últimos libros que leíste, ¿cuál le recomendarías a nuestros lectores y por qué?
Los cordobeses tienen, para mí, a la mejor escritora de novela histórica (también la más vendida): Cristina Bajo. Recomendaría todos sus libros, la saga de los Osorio, que comenzó con “Como vivido cien veces” y también “Sierva de Dios ama de la muerte”, excepcional e inolvidable historia.
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¿Podrías recomendarles además algo en materia de teatro, cine, plástica o música que te haya gustado mucho en los últimos tiempos?
El terreno del arte es muy amplio y los gustos varían según la edad, la formación, a veces, también los intereses, no los económicos sino los espirituales. Aconsejar en ese sentido, creo que muy aventurado.
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¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto? ¿Qué nos podrías adelantar al respecto?
Estoy trabajando en mi segunda novela juvenil. La primera fue “Panchito López, la última batalla” sobre la vida del hijo del Mariscal Francisco Solano López, un muchacho que murió en la Guerra de la Triple Alianza. Ambos son libros orientados hacia lectores adolescentes.
Algo más sobre la autora: Mabel Pagano participó en más de veinte antologías, una de ellas «Escritoras argentinas contemporáneas», publicada en Estados Unidos. Ha ganado numerosos premios literarios, entre ellos el Concurso de Cuentos Editorial Atlántida, el Premio Internacional de Novela El Cid Editor, el Premio EMECÉ, Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, Municipal de la Ciudad de Córdoba, Fondo Nacional de las Artes y Gobierno de San Luis. Por su trayectoria literaria recibió distinciones de la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires y del municipio de Lanús.
