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«Es una novela que genera cierta incomodidad porque nos interpela sobre qué tipo de amor tenemos» 

Luis Novaresio, periodista argentino, explora los caminos de la literatura con decisión, y lo hace así porque asegura que éstos han sido y serán un estilo de vida para él. Entre su oficio en los medios y su reciente primera novela «Todo por amor, pero no todo», mantuvo un diálogo con Babilonia donde invitó a preguntarnos si el amor tiene reglas, y si la filosofía puede brindar respuestas a cada una de ellas. 

Luis Novaresio, periodista

Carmela Laucirica

¿Seríamos capaces de dar todo por amor? Según Luis Novaresio, sí, “pero no todo”. ¿Confuso? Quizás. Pero él lo dice así, sin eufemismos, con la misma seguridad que lo llevó a poner esa afirmación como título de su debut en el mundo literario. 

Pero vamos despacio y no nos detengamos en lo literal de la frase, y mejor dejemos que el autor nos explique un poco más. Lo hará a través de su primera novela: «Todo por amor, pero no todo», en donde un grupo de cinco extraños se congregan para escuchar a Berta Orlás, una profesora de filosofía. En aquel curso surgirán interrogantes sobre el amor, la sexualidad y la moral: ¿puede la filosofía responder a esas preguntas? Ya lo veremos…

En raid de prensa promocionando su novela, Novaresio pasó por Córdoba y días después mantuvo una charla telefónica con Babilonia Literaria donde comentó sobre todo lo que implica presentar en este momento de su carrera como periodista una novela tan íntima y que le llevó -según subrayó en varios medios- 50 años escribirla. 

Si decimos «todo por amor, pero no todo», ¿qué queda por fuera de ese «todo»? Ante este interrogante, Luis lo explica muy simple (y muy profundo a la vez): “Por fuera del todo queda uno mismo, el “todo por amor pero no todo” es una frase que le dice uno de los personajes a su mejor amigo Felipe y le dice que está dispuesto a dar todo por amor pero no todo”. Entonces, pensamos, queda todo aclarado: ese todo somos nosotros mismos, eso que no podemos darle al otro sin perdernos por completo. ¿Es así?, también se lo preguntamos. Y el autor respondió: “Me parece la representación de que uno cuando ama, en cualquiera de sus facetas; como amigo, como pareja, como padre o como hijo, no deja todo lo de uno. Porque eso significaría destrarse”, añade el periodista y terminar de aclara el título de su novela.

Casado con el periodismo, pero amigo de la literatura

Luis ejerce el periodismo (en TV, en gráfica y en radio) desde ya varias décadas, pero el afán por escribir no sólo estuvo relacionado a la profesión. Una novela se vino gestando en su vida desde siempre.

"Todo por amor, pero no todo" de Luis Novaresio
«Todo por amor, pero no todo» de Luis Novaresio

“Yo tenía muchas ganas de escribir ficción desde siempre, desde que tengo uso de razón. Desde que era muy chico, 13 o 14 años, escribía cuentos, intentaba escribir una novela. Mi intención era contar una historia que saliese de mi imaginación. Siempre estuvo ahí, latente”, cuenta el autor. 

“Cuando pude escribir sujeto-verbo-predicado empecé a pensar en una ficción”, asegura.

Cuando hablamos sobre el género de su obra, Luis no lo duda: “probablemente pueda ser definida como una novela romántica pero de amores no edulcorados, no estereotipados”, asegura. 

– ¿Habrá una secuela o la historia empieza y termina en un solo libro?

–  Tengo muchas ganas de incluso seguir con estos personajes que aparecieron en la primera novela. Me parece que todavía tienen mucho para contar. Me gustaría contar un poco más sobre la historia de la profesora de filosofía, saber qué pasó con el vínculo entre Uno y C, saber qué pasa con Ana, si nunca más lo vuelve a ver a Héctor. Lourdes y Gerardo me parece que son dos personajes que merecen un poco más de desarrollo.

Entonces, ¿dirías que el amor tiene reglas o no?

– Sí claro, todas las parejas tienen acuerdos implícitos o explícitos. Implícitos que se basan en un momento o lugar determinado y los explícitos son más al estilo de C y Uno que se animan a conversar más sobre lo que les pasa y ver si pueden hacer acuerdos. Eso sí, no hay un modelo de amor de pareja: hay tantos modelos como parejas existen. 

«Que la lea todo el mundo»

Muchas producciones literarias tienen su audiencia definida, casi hecha a medida, antes de salir a la luz. No es el caso de “Todo por amor, pero no todo”, cuya ambición es “que la lea todo el mundo”, según lo explica su autor. 

«Que la lea todo el mundo, pero que se preparen para cuestionar (se). Porque acá hay mucho de amor pero poco de romanticismo clásico. Siento que es una novela que genera cierta incomodidad porque nos interpela sobre qué tipo de amor tenemos. Me gusta que eso pase”, cuenta el autor. 

Profundizando sobre esto, sobre su público lector, Luis se admite un tanto sorprendido, hay reacciones que no esperaba. “Por mi trabajo periodístico hay una mayoría de mujeres mayores de 40 o 50 que le prestan atención a mi trabajo. Y yo pensé que no iba a ser la novela que ellas esperaban, pero estoy recibiendo buenos comentarios”, se alegra. 

Escribir como «proyecto de vida”

Sentarse a escribir es mucho más que el acto de tipear en la computadora o agarrar lápiz y papel. En el caso de Luis, este hábito se ha convertido en uno de sus proyectos de vida. Y aunque al comienzo le parecía “demasiado” considerarlo así, a medida que fue adentrándose en este universo comprobó lo contrario. 

Y al escribir, fue fundamental elegir si sus personajes serían su reflejo o no.  Así lo confiesa: “No quise hacer un traspaso de mis vivencias personales a los personajes, traté de sentirme muy libre para escribir”, indica el autor. 

Y aunque no los reconozca como “facetas suyas”, si puede decir que todos tienen un costado con el que se siente cómodo y uno con el que se siente “absolutamente incómodo”. 

Por último, y anticipando un poco las dos temáticas de su novela, nos preguntamos si la filosofía y el amor se necesitan mutuamente: 

“Es inevitable que se crucen, porque la filosofía es la pregunta sobre lo esencial y el amor es una de las cosas esenciales. Así que inevitablemente se cruzan, se molestan, se acompañan”, sentencia Luis Novaresio. 

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