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"Teutoburgo": hermanos, héroes y enemigos

 

Con un ritmo atrapante, con un abordaje dinámico y claro de los hechos históricos y  con dos protagonistas fascinantes, Valerio Massino Manfredi despliega una novela épica que refleja aquella batalla que mostró al mundo que el Imperio Romano no era invencible.

 

 

 

 

Con todos los condimentos de una buena novela épica, Valerio Massimo Manfredi vuelve a desplegar el arte de narrar la Historia antigua con un ritmo atrapante que mixtura drama, luchas, intrigas y encrucijadas.

 

El libro comienza algunos años antes de la famosa batalla de Teutoburgo, ésa que le permitió a los germanos quebrar el poderío del Imperio. Para explicar la lógica de ese enfrentamiento (sus motivaciones y estrategias), el autor decide contar los hechos desde la voz de dos protagonistas: Armin y Wulf.

Siendo unos muchachos, estos hermanos -hijos de un caudillo querusco-  son tomados prisioneros por los romanos. Su linaje no los salva de ser alejados de sus tierras y trasladados a Roma. Pero en el trayecto descubrirán que no son simples prisioneros. Con ellos se busca ejecutar una estrategia muy propia de los romanos: adueñarse de los hijos de sus enemigos, inocularles la nueva cultura y extirpar su raíz. No los quieren muertos ni esclavos, sino fortalecidos y preparados para ser soldados fieles al César.

 

En el caso de Armin y Wulf esta misión queda en manos del centurión Tauro, un hombre firme pero también justo que descubre en estos jóvenes un gran talento para el arte de la guerra.

Mientras Wulf rápidamente se mimetiza con ese nuevo mundo al que no deja de admirar, Armin se resiste. Pese a que sus intentos de escapar quedan sofocados, algo en él se mantiene fiel a aquellos bosques que dejó atrás.

En ese proceso de transformación, Wulf no tarda de cambiar su antiguo nombre por el de Flavus, mientras que Armin simplemente acepta la variación de Arminius.

 

Las grandes construcciones, las bases de la política romana, las tácticas y estrategias se van reflejando a través de un texto que narra aquella historia desde la voz de sus protagonistas, logrando así un recorrido fascinante y revelador sobre ese período (año 9 d.C.). 

 

Pero los años pasan y los germanos están dispuestos a dar batalla. Aminius sabe que también a él le ha llegado la hora. Es el momento de decidir. “Era como un perro que de improviso recuerda que es lobo”. Su lado salvaje brama, quiere regresar con los queruscos y pelear por ellos. No hay Imperio que pueda con ese clamor. Con dolor, admite que también ha llegado el momento de separarse de Flavus.  “Pensó que un día tal vez lucharían el uno contra el otro y la idea le rompió el corazón”·

 

Manfredi se dedica con esmero a mostrar lo sólido y profundo que es el vínculo de estos hermanos, lo que hace aún más dramático el desarrollo del hecho bélico que los terminará enfrentando.

 

El resto es sabido. En Teutoburgo ganaron los germanos (aunque años más tarde Roma intentaría volver a conquistar la región). En el medio hubieron muertes y pérdidas irrecuperables. Y lejos quedó la posibilidad de la unión. Flavus y a Arminius son la representación viva de la puja siempre eterna entre la “civilización” y la “barbarie”.

 

En la nota del autor, Manfredi afirma: “se ha dicho que con la derrota de Teutoburgo Roma perdió a Germania y Germania perdió a Roma”.Para saber en qué consistieron realmente esas pérdidas solo basta recorrer este libro que atrapa desde su primera página.

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