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«Mis sueños de chica eran exactamente hacer esto que hago»

La dibujante y escritora de libros infantiles visitará Córdoba de la mano del CEDILIJ y desde Babilonia le propusimos una entrevista sobrevolando toda su obra. Desde sus primeras historietas donde ilustraba poemas de Prévert y canciones de Nick Cave hasta sus últimos desafíos artísticos, Isol nos cuenta los entretelones de su trabajo y esa forma tan original que tiene de habitar el mundo.

Su nombre artístico suena a juego, a invención de letras, a un collage que recorta lo último de lo primero y es una puerta que (nos) abre el camino a un mundo donde la imaginación atraviesa cielo y tierra y se esconde en todos los rincones. Ella es Marisol Misenta, pero desde hace muchos años (lleva publicados más de treinta libros desde los ´90 traducidos a trece idiomas) la conocemos como ISOL.

Su voz es liviana, dulce, tranquila. Si alguien la escuchara y no la conociera, pensaría que aquella que habla es la antítesis de quien en realidad es, una mujer con una energía desbordante y que en su intensa trayectoria como dibujante y escritora (y narradora y dramaturga y cantante) se ha hecho merecedora no solo de una comunidad lectora de miles y miles de niñxs en todo el mundo o de publicaciones en las editoriales más referenciadas de la Literatura Infanto-juvenil, sino también de distinciones internacionales como el ALMA 2013 (Astrid Lindgren Memorial Award) considerado junto al Andersen como el Nobel de la literatura infantil o el Premio Konex en 2014, solo para nombrar algunos.

Isol escribe y pinta, inventa historias e ilustra, no importa en el orden en que lo pongamos en la frase. Pero antes de ser una de las artistas de la palabra más reconocidas en nuestro país fue una estudiante de Bellas Artes y, antes de eso, una niña que dibujaba y leía. Mucho. “Yo de chica hacía las mismas cosas que hago ahora. Mis sueños de chica eran exactamente hacer esto que hago así que traté de no olvidármelos”, dice Isol con una claridad increíble del otro lado del teléfono, describiendo así su forma de habitar el mundo.

Isol llegará a Córdoba la próxima semana para participar de ciclo “Autoras Integrales” del Centro de Investigación y Difusión en Literatura Infantil y Juvenil (CEDILIJ) de nuestra ciudad. La propuesta se llama “Leemos a Isol con Isol” y se llevará a cabo el 23 y 24 de junio, donde en el marco de la celebración por los 40 años de CEDILIJ se realizará un recorrido por su obra.

 En la previa del viaje, desde Babilonia le propusimos a Isol una entrevista que en vez de observar de cerca algunos de sus libros (“Petit, el monstruo”, “La bella Griselda”, “Secreto de familia”, “Vida de perros”, “Nocturno”, “La costura” algunos de una extensa lista), sobrevolemos su trabajo durante más de tres décadas. Y así hacer foco en sus intenciones, sus inicios, los ecos literarios y huellas artísticas que aparecen en sus trazos. Desde Buenos Aires, entonces, mensaje va mensaje viene, comenzó a tirar del hilo y fue desovillando con entusiasmo parte de su historia.

A ISOL también le gusta participar en espectáculos de narración.

– Sos ilustradora y escritora. ¿Qué suele surgir primero, la imagen o el texto? ¿Hay una dinámica que ya tenés establecida a la hora de crear?

-En mi caso puede ser que empiece por una o por otra pero para que crea que me parezca algo interesante tienen que unirse casi desde el principio. O sea, mis textos tienen base en cómo es el diálogo entre esas dos expresiones, la literaria y la  plástica, porque mucho de lo que construye la historia está dado por lo que se ve y -por otro lado- la palabra acota a eso que se ve de una manera particular. Creo que eso es lo que mejor hago. Entonces surge de una conjunción, a veces surge de una imagen que estoy dibujando y aparece una escena y otras veces tengo una imagen pero es difusa y al concretizar una escena o un personaje aparece algo que me interesa. Pero en general es cuando aparece una frase en relación en esa escena cuando siento que aparece algo interesante.

No hay una manera para que lo haga siempre igual, porque de pronto quiero hacer una determinada técnica o, por ejemplo, con “Nocturno”, que quise usar una tinta especial, entonces a partir de esa idea gráfica y formal inventé un argumento para llegar a un libro. Pero otras veces tengo una idea más literaria, un juego de palabras, como “La bella Griselda” y a partir de dibujarlo aparece la historia. Hay varias maneras en que trabajo, pero siento que mis libros, al ser yo la que los dibujo y los escribo, tienen una manera en donde estos dos lenguajes se relacionan de manera potente que no me sucede cuando solo escribo o dibujo. Y siempre que dibujo le termino poniendo una frase. Además trabajo con todas las herramientas posibles, a partir de una técnica o de un desafío como usar papel recortado o, por ejemplo, sólo las letras del Abecedario, como “Abecedario a mano”. La idea es encontrar alguna punta para empezar a jugar y va saliendo de a poco, no es que de una tengo todo, voy investigando, tirando de ese hilo, no es siempre igual.

Entre poemas y canciones

La artista que es trae -todo el tiempo- del pasado esa niña que fue. Esa niña que la llevó a indagar y bucear por mundos fantásticos y que luego la invitó a descubrir otros tantos en la adolescencia y la juventud. Por eso cuando se le pregunta por la semilla de aquello que luego germinó en tantos libros, Isol no duda en señalar que no es tanto el dibujo o la palabra, sino la originalidad en unir ambas pasiones. Quizás todo comenzó con un cómic algo oscuro pensado para adultos o haciendo historietas con poemas de Prévert y canciones de Nick Cave. Quizás, en una frase escuchada en el viento y que le dijo una persona a otra. Quizás en el silencio de una página en blanco.

– Te invito a pensar en tus primeros trabajos, cuando todavía no vivías de ésto, ¿sobre qué eran esos primeros bocetos? ¿Hay algo que siempre atrajo tu atención y que lo llevabas al papel?

– Yo hice Bellas Artes, entonces todo el tiempo estaba dibujando, pintando y pensando qué hacer. Recuerdo que hacía diferentes imágenes con personajes, a veces metía alguna frase, y justamente cuando comencé a incluir frases en las escenas ahí empezó a pasar algo. Entonces esos primeros trabajos que hice secuencias, de pronto, unas tarjetitas pequeñas, donde ponía una imagen con una frase, me di cuenta que ahí aparecía algo de muchísima más conexión con las personas y donde yo podía ser más interesante. Las observaciones eran más agudas, sin embargo quedaba abierto. Creo que es porque yo siempre leí y dibujé mucho entonces había un camino transitado que de pronto al encontrarse tenía algo poético, un encuentro un poco más inesperado y que le podía sacar mucho partido.

En lo que hago hay mucho de cosas que le dice una persona a otra, no sé, personajes con algún animal, eso sigo haciendo mucho. También niños, mis primeros cómics tenían algunos niños, aunque eran un poco oscuros y no eran para ellos sino para adultos. Y después las primeras cosas que hice fueron historietas basadas en poemas y canciones de otras personas. Algunas las hacía yo, pero me gusta mucho lo de ilustrar le texto de otro: hice dibujos con poemas de (Jacques) Prévert y canciones de Nick Cave. Esas fueron las primeras que me daban un sustrato para dibujar. Siempre me gustaron las letras de las canciones, la palabra puesta en un nivel musical.

Isol recibió la distinción ALMA, en Suecia en 2013.

Isol va a la escuela

Parte de la convocatoria hecha por CEDILIJ para escuchar a Isol llega indudablemente a las escuelas porque es justamente en esos ámbitos donde los textos de la autora argentina han desembarcado gratamente para plantear en el aula otros modos de leer. Las historias y los personajes de Isol no recorren el mundo ciegamente, sino que lo hacen con los ojos abiertos, preguntando, señalando y cuestionando siempre con humor lo establecido. Y de repente esos personajes se trasladan en niños de verdad y hay Petit por todos lados descubriendo que no todo es lo que parece. Algo que, para ella, es todo un halago.

– Muchos docentes trabajan con tus textos en el aula para incorporar esa vuelta de tuerca en la mirada hacia las infancias. ¿Hubo siempre un camino para llegar hacia eso, para ofrecer una narrativa alejada de algunos estereotipos?

En mi vida, el tema de los estereotipos y alejarse de lo conservador es parte de lo que aprendí que es el arte. Algo que es conservador o estereotipado ya no entraría en lo que para mí es lo verdadero. El arte tiene que tener algo de eso, de lo verdadero, de lo pulsional de lo contracultural, en un sentido de que hay que romper con lo que está establecido para mí. Entonces, que mi trabajo esté en las escuelas está buenísimo porque significa que los mediadores, las y los docentes, están queriendo jugar y salirse de esos lugares para conectar con otras cosas y darles esa libertad a los chicos.

La búsqueda justamente de lo que no está a la vista, lo que no está dicho es la que trae la sorpresa, la risa, porque cuando nos reímos de un chiste es porque algo que no debía pasar, no se preveía, sucede; y que es una observación sobre la realidad muchas veces, es un poder reírse de uno mismo o tomarse las cosas de otra forma. Esa mirada corrida del deber ser, de lo que no es una expresión real, la que busca un contacto con lo humano desde un lugar no tan controlado, es parte de lo que yo trabajo y pienso que es valioso en el arte

– Sos una artista cada vez más inquieta: ilustrás, escribís y también narrás o cantás arriba del escenario. La palabra va hilvanando las diferentes formas que te acercás al arte, ¿hay una intención detrás de eso o es puro entusiasmo por hacer cosas nuevas?

– La verdad es que yo de chica hacía las mismas cosas que hago ahora. Mis sueños de chica eran exactamente hacer esto que hago así que traté de no olvidármelos. Por suerte puedo hacerlo: dibujar, inventar historias, cantar y también cosas que no había imaginado, como componer, estar con otros músicos, viajar mucho. Hay cosas que por insistencia y porque no me quiero perder nada las voy logrando hacer dentro de lo que veo que es posible, disfrutable. Cada vez me doy más cuenta cómo unir y trabajar en lo que me gusta sin que sea un estrés por querer hacer demasiado.   

Las fotografías son compartidas por Isol en su blog.

Somos lo que leímos

Cuando se le pregunta a Isol por los premios ganados, los reconocimientos y el posicionamiento de la literatura infantil en el mundo, ella agradece, se llena de (merecido) orgullo y al mismo tiempo abre una valija imaginaria de donde empieza a sacar nombres que considera cimientos de su propia ilustración (y del de otros colegas) que, lejos de venir de la literatura formal, muchas veces irrumpieron desde el cómic o el humor gráfico. Para Isol fue fundamental su lectura desde  niña de revistas como Humi o la colección de Los Cuentos de Polidoro, con firmas que aparecían muy pequeñas debajo de un dibujo y escondían enormes talentos como los de Sábat, Nine, Napoleón, Grondona White, luego Fontanarrosa o Quino. “Toda esa mescolanza me llevó a encontrar un lugar donde podía y puedo hacer mi obra”, explica.   

– El universo de las ediciones infantiles argentinas ha crecido muchísimo en los últimos años y ha logrado seguir posicionándose en el mapa internacional. ¿Creés que hay una forma de narrar para las infancias en nuestro país y que nos caracteriza?  

– No soy una estudiosa del tema pero me doy cuenta que hay una riqueza bastante importante. Hay algo de haber valorado mucho la literatura y que para ser un buen ilustrador hay que ser un buen lector. Nosotros como ilustradores somos buenos porque podemos tener una opinión interesante sobre lo que estamos ilustrando y si, de repente, nos ponemos a hacer textos, también tienen un vuelo. También tenemos una idea de los libros para niños que no están estancados en un prejuicio. Esto viene de “Los Cuentos de Polidoro” que leía cuando era chica, todo lo del Centro Editor donde ilustraba Sábat y Napoleón y un montón de capos. Yo de chica leía la revista Humi que era un delirio, donde estaba Nine (Carlos) y Grondona White, y la misma gente que estaba en la revista Humor para grandes. Hay algo de ese humor gráfico que aprendimos mucho acerca del poder de síntesis, del humor con inteligencia y filosofía: Quino, Fontanarrosa, Oski. Hay como una chispa al nivel del cuento corto, del humor sutil, la expresividad de los personajes que me parece que está muy presente en nuestros libros y en nuestra historia. Tuvimos a una Ma. Elena Walsh o, incluso lo que hacía Pipo Pescador con Renata Schussheim. Creo que hay una linda historia por detrás y que hay mucha gente haciendo cosas muy interesantes. Tenemos un premio Andersen, yo gané un ALMA, Yael Frankel ganó Mejor Libro de Ficción (en la Feria Internacional de Bologna). O sea, está muy bien lo que se hace acá, tiene un nivel internacional y una personalidad.

– ¿Qué escritores o ilustradores creés que despertaron la vocación en vos y están presentes en tus modos de crear?

– Todos estos ilustradores que te comentaba fueron inspiradores para mí, todas estas personas que en los ´70 empezaron a hacer sus cosas y yo veía en mi casa porque mis padres compraban esos libros y mis primos más grandes tenían colecciones de cómic, y veía las contratapas en Clarín de Quino, todo eso va construyendo maneras de jugar con la mirada del mundo.

A mí me inspiró mucho cuando en mi adolescencia de apertura democrática apareció la “Fierro” donde estaba Max Cachimba haciendo cosas con De Santis, Nine y había un montón de gente muy diversa haciendo cosas, algunos cómics más duros y otros delirios totales. Todo eso me dio muchas ganas de estar en eso de la narración por imágenes. Y también con los libros ilustrados que iba viendo y venían de afuera pero que me parecían muy cercano al cómic de autor. Y aquí también estaba Gustavo Roldán (hijo) haciendo cosas muy personales, Sergio Kern que jugaba con nuevas técnicas, Istvansch recién estaba empezando. Pero yo venía de las bellas artes y el cómic, entonces fue como aterrizar en un planeta donde no conocía mucho a las personas porque mis referentes eran viejos (risas) y que no se habían dedicado al libro álbum.

Pero toda esa mescolanza me llevó a encontrar un lugar donde podía y puedo hacer mi obra, expresar totalmente lo que quiero. Luego sí hay nuevos referentes, gente que me fascina lo que hace, contemporáneos.

Info

“Leemos a Isol con Isol” es una invitación a zambullirse en su trabajo, a partir de instancias de conversación con ella, momentos de taller a cargo del equipo de CEDILIJ.

La actividad se realizará en el Pabellón Rep. Bolivariana de Venezuela de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y comenzará el viernes 23 de 18 a 20:30 con una bienvenida desde el arte y un bloque de diálogo con la autora. Continuará el sábado 24 de 9 a 13:30 donde la jornada tendrá dos momentos de taller y un cierre de conversación colectiva.

 El costo total es de $ 5.000 y las inscripciones son en la sede de Pje. Revol 56 (Paseo de Las Artes), martes y jueves de 9 a 12 y  de 14:30 a 17:30. Informes a cedilijargentina@gmail.com o wsp 351-8175972.

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