Desde hace años, los libros de no ficción vienen pisando fuerte en el mundo editorial. Por eso este mes, te recomendamos tres ensayos muy originales para que puedas entender un poco más de la vida. O, si eso es mucho, al menos pases un hermoso momento de lectura. Para visitar París de la mano de G. Perec, para que percibas diferente el paso del tiempo desde la cultura japonesa y para que te atraviese la pasión xeneixe.
Título: “Lugares”. Autor: Georges Perec. Editorial: Anagrama.
George Perec (1936/1982) fue no solo escritor, sino también ensayista, dramaturgo, documentalista, guionista y poeta, entre otras tantas cosas. Perec siempre miró al mundo desde lo experimental y es en este libro –que se publica a más de cuatro décadas de su muerte- que se lo puede observar como el prisma que fue.
“Lugares” es en realidad el cuarto libro de una serie de trabajos que el autor francés había proyectado publicar en el transcurso de doce años, entre 1969 y 1981, pero que nunca finalizó. Se trataba de una propuesta ambiciosa y autobiográfica donde Perec recorría los recuerdos desde su infancia hasta la adultez pero –por supuesto- desde una mirada absolutamente original.
Aquí propone recorrer recuerdos, pero también un viaje por su ciudad, por eso describe, presenta, analiza doce lugares parisinos con algún tipo de vinculación personal con el escritor. Cada uno de ellos está descrito por duplicado: una evocación como recuerdo y una descripción minuciosa in situ. Cada año Perec visitaba todos esos lugares; el proyecto se desarrollaría a lo largo de doce años, siguiendo un preciso esquema matemático.
El resultado es un libro deslumbrante sobre la escritura, el tiempo y la memoria. Dos versiones de un mismo lugar. Dos perspectivas contrapuestas sobre un mismo escenario urbano.
Título: “Nagori. La nostalgia por la estación que termina”. Autora: Ryoko Sekiguchi. Editorial: Periférica.
Nagori, literalmente «la huella de las olas», designa en japonés la nostalgia de la separación y, en particular, la nostalgia de la estación que termina, que nos deja y que, a nuestro pesar, dejamos atrás.
Remite a la estacionalidad de un fruto o de una hortaliza anunciando su futura ausencia: para recuperar su olor, su sabor y su sensación no nos quedará otro remedio que aguardar un año entero conservando, eso sí, su recuerdo en la memoria de nuestros sentidos.
Nagori es asimismo la atmósfera de algo que ya no existe, es lo que queda tras el paso de una persona, de un objeto, de un acontecimiento. Un lúcido y delicioso ensayo imbuido de poesía y clarividencia que, entroncando con la tradición de las fisiologías del gusto que inaugurara Brillat-Savarin en 1825, se halla a medio camino entre el tratado de estética, el libro de antropología cultural, la reflexión lingüística y la guía literaria.
Partiendo del término nagori, la autora hace una sagaz meditación sobre nuestro vínculo con la naturaleza y las estaciones y nos invita a emprender un viaje a través del arte, la poesía, la gastronomía, la sabiduría y el esplendor milenarios de Japón.
Título: “Gracias por el juego”. Autor: Juan Sasturain. Editorial: Hugo Benjamín.
Sasturain es sinónimo de policial, por supuesto pero también de humor y de deportes, más específicamente del fútbol.
Fanático de Boca, aquí el autor y periodista cae nuevamente en su pasión xeneize, haciendo relatos que atraviesan el emocionario que se pone en juego a la hora de entrar a la cancha (o estar del lado de la tribuna).
Con prólogo de otro futbolero, Eduardo Sacheri escribe como antesala de este ensayo con botines: “Cuando Juan Sasturain escribe de fútbol pone en juego un montón de recursos que no vienen del fútbol sino de la montaña de libros leídos que tiene sobre el lomo, y de la abrumadora cantidad de textos que ha ido exprimiendo de su sesera a lo largo de la vida. Sigue haciendo lo que esos maestros del periodismo deportivo y de la literatura argentina hicieron antes. Escribir bien. Muy bien. Asunto que, como jugar bien al fútbol, está en manos sólo de unos pocos elegidos”.