#Miradas: Las búsquedas de la narrativa contemporánea argentina

Perla Suez (Córdoba), Enzo Maqueira y Adriana Riva (Buenos Aires) abren el juego en esta charla donde proponemos debatir acerca de los diferentes climas de época de las ficciones que transcurren aquí y ahora. ¿Qué conflictos atraviesan sus personajes? ¿Cuáles son sus búsquedas? La cita es el próximo sábado a las 19.

En los últimos años la edición de novelas contemporáneas de diferentes estilos, voces y territorialidades ha inundado las librerías nacionales. Hombres, y sobre todo mujeres de Argentina, han logrado trascender las fronteras nacionales para poner su voz y sus relatos en el panorama internacional e incluso ser distinguidas. 

La literatura que habla del aquí y ahora de Argentina, de sus distintos paisajes (urbanos o rurales), sectores sociales (clase alta, media o baja) o problemáticas da cuenta de la multiplicidad de miradas sobre aquello que nos pasa. 

Pero, ¿cómo narrar eso que nos pasa? ¿cómo observarlo con perspectiva y llevarlo a la ficción? ¿Qué tomar de todo lo que se presenta, qué tomar como representativo?

Con esta premisa, en el ciclo #Miradas invitamos a la mesa de Narrativa contemporánea a tres escritores que trabajan en esta línea con sus trabajos: Perla Suez, quien este año publicó “La entrega” (Edhasa), enfocada en la trata de personas; Enzo Maqueira, que llega con la noventosa “Electrónica”, recientemente reeditado por un sello español y “Higiene sexual del soltero” (Tusquest), mirando las nuevas masculinidades y por último, Adriana Riva desembarca con “Ruth”, poniéndonos en los zapatos de una mujer de la tercera edad. 

Tres voces narrativas absolutamente diferentes que, sin embargo, retratan un clima de época que nos es familiar. 

Como invitación a la mesa, que tendrá lugar el próximo sábado a las 19, con entrada libre y gratuita, charlamos para abrir el juego y les consultamos justamente sobre este abordaje que hace el realismo contemporáneo, que es siempre una fotografía (narrativa) de época que permite -en el presente- detenernos ante registros que quizás se nos pasan de largo y -en el futuro-, observar, entender, recordar determinados “climas de época”. 

– Si tuvieran que resumir sus últimas novelas (las que van a estar presentando en la Feria), ¿qué fotografía del mundo actual que “clima de época” creen que describen sus tramas?

Adriana: En Ruth hay una parte que habla justamente de esto, donde una amiga de la protagonista le dice: “estamos viviendo en el peor de los tiempos” porque son los previos a la catástrofe, un clima como fin de época, un poco apocalíptico, que se está terminando todo. Describe un poco eso, la decadencia, como si algo nuevo tuviera que resurgir. No sé si es correcto llamarlo así, pero sería una suerte de postmodernismo, bastante pesimista. No es una cosa floreciente. 

Hace poco leí un libro que da en la tecla de esto que se llama “El mundo de ayer”, de Stefan Zweig donde narra a manera testimonial -toma fines del siglo XIX y principios del XX y lo que será la 1° Guerra- lo que fue la finalización de la Belle Époque y todo lo que estaba pasando. Había un status quo muy fuerte y eso me llamó la atención, cómo cuenta cuando explota la Primera Guerra y los adolescentes (incluso de 15-16 años) se alistan súper entusiasmados para esa contienda. Después de tanto tiempo de paz no imaginaban para qué se preparaban. Quiero decir, él escribió este libro en los ´40 y entonces tiene una perspectiva que le permite ver lo que muchas veces cuando uno está inmerso ahí es difícil de ver. Y esto es importante en la escritura, cómo es importante tomar distancia de los hechos que uno quiere narrar. 

Enzo: En el caso de «Electrónica» la idea es dejar plasmado los años´90 o el puente y los 2000, la retórica neoliberal y la retórica latinoamericanista, regionalista. Ahora volvemos, con una retórica liberal (o neoliberal). Me parece que en ese sentido que intenté dar cuenta de esa idea de desconcierto que nos toca a los que vivimos tiempo suficiente en este país como para darnos cuenta que todo es cíclico y que nunca estamos pisando sobre seguro, una base construida que no va a deteriorarse modificarse. La idea de que cambian los discursos, las retóricas, un gobierno destruye todo lo que hizo lo anterior y nunca se construye sobre lo hecho sino que desmorona y se vuelve a empezar.  

Con respecto a Higiene sexual del soltero (2023), la idea fue captar los distintos climas de época que acompañaron a la construcción de la masculinidad, y que siempre es un mismo clima. Cómo los mandatos sociales/culturales, si bien fueron modificándose, (nos) mantuvieron a los hombres (y a las mujeres) en determinados roles estancos. Y con la aparición-irrupción de la cuarta ola del feminismo, las mujeres tuvieron un crecimiento deslumbrante y los hombres nos quedamos un poco ahí sin saber qué hacer. La novela, a través de un personaje que va recorriendo determinados pasajes de su vida, en una atmósfera y época determinada, va construyendo y de/construyendo su masculinidad.

-Perla: La literatura en general tiene la necesidad -y lo hace-, no de encubrir, sino de descubrir lo que tanto tiempo estuvo subterráneamente escondido por la misma sociedad o Estado, que son problemáticas que siempre estuvieron en  toda la historia de la humanidad. En “La entrega” el tema es la trata pero focalizada en un lugar de Entre Ríos. Es una historia de violencia, encubrimiento e impunidad, en un sistema de poder que deja a sus víctimas sin posibilidad de justicia o salvación.

¿Creen que caracteriza la narrativa argentina contemporánea?¿Tiene voces, tonos, matices que la diferencian de otras de Latinoamérica o del mundo?

 

-Perla: La literatura argentina tiene una identidad propia y sí, la diferencia de otras. No es solo de una literatura rioplatense como se habló en el SXX, que ha dado escritores, poetas y ensayistas maravillosos y que sigue brillando. No solo un Borges, un Arlt. Tengo que decir que nuestra literatura ha crecido tanto -a nivel país-, que la mayoría de los escritores actuales de la generación nueva son del interior del país. Es muy importante pensar en Córdoba que tiene más de 60 editoriales independientes y escritores de primer nivel. De más está decir Entre Ríos, donde me crié, donde surge una Selva Almada, o de los escritores de Santa Fe, Mendoza, Salta, la Patagonia, lo cual habla de un cambio de época que no implica que haya otras literaturas latinoamericanas con su identidad y que nos unen. 

-Enzo: La heterogeneidad, sin duda. Se escribe muchísimo, no sé si la diferencia de otros países de Latinoamérica, porque acá siempre se escribió mucho desde una clase alta (en su momento) muy culta, ilustrada; luego una clase media muy fuerte, lectora y escritora; y en la última década aparecieron sectores de la clases más bajas que dan cuenta de su experiencia y testimonios a través de la literatura. Creo que en ese sentido, en América Latina, no se de un fenómeno tan heterogéneo o abarcativo de clases sociales que escriben y que sea un poquito más propio de las altas esferas de la sociedad que acá se fue corriendo. Después nos caracteriza la tradición, el peso que tiene escribir, que también lo tienen otros países, pero acá escribimos con el legado de Borges, Cortázar, Puig, Ocampo, Gallardo, tenemos fuertes antecesores y referentes que marcaron épocas y tendencias. Y, en este momento, Argentina fue una de las puntas de lanza de literatura escrita por mujeres que abordan temáticas de todo tipo, algunas testimoniales -otras no-, pero creo que si hay un boom de literatura escrita por mujeres a partir de 2015, ese boom en gran medida comenzó o tuvo en Argentina un epicentro, es decir estuvo a la vanguardia.

 

-Adriana: Creo que su excelencia y la disparidad. Hay gente que escribe desde tantos lugares y mundos distintos. Hay una pluralidad de voces tan distinta, siempre desde la condición de Argentina, desde los márgenes, que quizás es lo que a los otros les interese, pero porque uno siempre está narrando lo propio, la aldea. Pero no veo algo que veo uniforme, todo lo contrario. Si vas a ver lo que escribe Cabezón Cámara con Schweblin, hay de todo, y está buenísimo.  

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