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Laura Roldán: "Es la palabra oral la que te acerca a un libro"

Pasado y presente, oralidad y escritura son parte de la vida y obra de la escritora Laura Roldán Devetach y también de esta entrevista.

En su visita a Córdoba, la hija de Laura Devetach y Gustavo Roldán -referentes de la Literatura Infanto Juvenil argentina-, dialogó con Babilonia y contó sobre su orgullo más reciente como docente y coordinadora: un libro bilingüe publicado tras un arduo trabajo en una comunidad guaraní en Misiones. Además, recordó momentos de su infancia y confesó sobre cómo las narraciones que escuchó desde niña forjaron su camino como investigadora.

 

Todas las fotos son gentileza de Laura Roldán

 

 

La escritora e investigadora Laura Roldán Devetach pasó por Córdoba hace un par de días, y dejó en el aire flotando no sólo palabras, recuerdos e historias sino, sobre todo, ideas. Llegó con una valija cargada de cariño, imágenes y textos para reencontrarse tanto con su ciudad natal como con personas que desde hace años la esperan cada vez que pisa estas tierras mediterráneas, pero también llegó con una experiencia de vida dispuesta a desplegar –con libro y todo- para que podamos conocer y aprender de la labor que viene realizando desde hace años en Misiones y la (re)definió en su oficio como guardiana de los relatos orales de comunidades aborígenes en nuestro país.

Se trata de un trabajo de investigación y acompañamiento multidisciplinario que viene realizando Roldán desde el año 2013 en la Escuela bilingüe 905 de la comunidad guaraní de El Soberbio, Misiones, y que en 2018 tuvo como corolario la publicación del libro “Jajejo`u Ayurevé” (Encuentro con la palabra, en lengua materna  mbya guaraní) donde se logró plasmar –después de una profunda tarea que incluyó registros orales, melodías, videos, traducciones y dibujos – todo lo trabajado por niños, docentes y miembros de la comunidad aborigen en esos cinco años.

 

Invitada por el Centro de Difusión de Literatura Infanto Juvenil (Cedilij), Laura Roldán realizó en Córdoba la charla taller titulada “Encontrarnos en la palabra”, donde justamente habló sobre todo ese proceso antropológico, social y cultural que cruzaron su “estar” dentro de la comunidad guaraní, con el objetivo de comenzar a sembrar semillas para nuevos proyectos con diferentes comunidades. Semillas que, sabe, serán difíciles de germinar, pero que  fueron echadas en tierra con el mismo amor que logró cosechar ella después de tantos años vinculada con la comunidad que le dio cobijo en el noreste argentino, y siendo consciente que sólo la conexión con esas ganas de trabajar colectivamente con otros, es lo que puede movilizarnos.

 

Pero no sólo sobre este proyecto vino a hablar a Córdoba la escritora, sino también para ser la protagonista de la charla «Asuntos de familia», organizada por Editorial Comunicarte, donde en la Librería del Palacio fue hilvanando su historia de vida a partir de recuerdos junto a sus padres, Laura Devetach y Gustavo Roldán. En la previa de este encuentro fuimos al encuentro de Laura Roldán, quien habló amablemente con Babilonia y en una  extensa charla no sólo contó los detalles sobre el libro bilingüe, sino también compartió recuerdos  de su infancia en nuestra ciudad.

 

Un nido de narraciones

 

Córdoba y la familia Roldán Devetach tienen un vínculo muy especial. Sus padres, Laura Devetach y Gustavo Roldán, si bien nacieron en Santa Fe y Chaco, respectivamente, estudiaron, se conocieron y trabajaron en La Docta, y sus hijos nacieron en nuestra ciudad. Laura Roldán, de hecho, nació aquí, por lo que para ella venir es siempre volver un poco a sus calles transitadas en la infancia, y reencontrarse con aquellos recuerdos de un hogar repleto de narraciones.

 

Tuviste padres que fueron referentes de la literatura infanto juvenil, ¿Cómo fue crecer en un hogar donde las historias parecían surgir de cualquier lado?

– Era una casa normal con papás docentes, en barrio Avellaneda, un barrio obrero, donde nacieron los primeros cuentos de mi madre. Mis padres y mis abuelos fueron grandes narradores, por lo que lo primero que recibí fue narración oral. Mi padre fue un gran narrador, hijo de una gran narradora, mi abuela Elodia, y hay todo un camino de oralidad hasta que yo aprendí a leer. Mi abuela se fue cuando yo era chica, o sea que me quedaron algunos cuentos que luego los tomó mi padre, incluso algunas versiones que le había contado su madre.  Cuando yo aprendo a leer quería leer esos cuentos en libros pero no estaban, eran cuentos de la palabra oral. Entonces, fue eso lo que de algún modo va decidiendo mi camino. Fue como el sueño de tener todos esos cuentos juntos, los que me habían contado, que dejaran de estar en el aire y pasaran al papel. O sea, que no es que yo de chica quería ser escritora. No, no estaba ese deseo, lo que quería era juntar ese tesoro oral en un cuaderno, pero para mí.

 – Reunir los relatos fue el primer paso, pero después si vinieron cuentos propios…

– De adolescente empecé a querer escribir y lo hice  haciendo versiones de los cuentos que me habían contado. Cuando me di cuenta que me gustaba y había posibilidad de editarlos, entré en una etapa de investigación. Con el tiempo fui sumando tutores, como Miguel Angel Palermo y un gran maestro que murió el año pasado que fue Carlos Martínez Sarasola (antropólogo). Entonces tengo la investigación por un lado de pueblos originarios, y por otro de la cultura y la literatura de tradición oral.

 

Realizás diferentes tipos de trabajos de investigación, ¿qué es lo que más llama tu atención para querer involucrarte?

– Yo siempre trabajo en contextos complejos. Trabajé durante 15 años en Chaco y Misiones, en Buenos Aires trabajo en una biblioteca de Virrey del Pino, en La Matanza y trabajo en la cultura de pueblos originarios, sobre todo del norte, ligado –creo yo- a que mi familia siempre estuvo vinculada a Salta, Chaco, Santa Fe. Me interesa el contacto con la gente, ayudar a crear un espacio de lectura o una biblioteca, cuando es posible. Pero ahora lo que más me nutre y me gusta es la convivencia con la comunidad Chafaríz, que es con la que trabajé en la escuela 905 de El Soberbio, Misiones. Para mí es un espacio vital, ahí aprendo mucho, disfruto, son como mi familia.

 

«Encuentro con la palabra»

 

Cuando Laura habla de la comunidad guaraní de Misiones con la cual trabaja desde hace años, se le ilumina el rostro. Y no es para menos. Desde el 2013, viene desarrollando un trabajo de investigación que comenzó como una propuesta de formación musical para niños, y terminó con un proyecto que incluyó primero registro de la historia oral, luego audiovideoteca y por último, un libro bilingüe en papel, donde participaron todos los miembros de la comunidad aborigen.

 

“Todo comenzó con la música, ya que yo llego a ellos porque el coro quería organizar la formación instrumental para niños”, cuenta Laura haciendo un resumen de los inicios, trayendo a colación cómo fue aquel primero encuentro en Misiones: “Mi llegada fue con una guitarra, quena, violín, junto a toda la comitiva que me fue a recibir a Iguazú: el chamán Don Germán Méndez, el cacique Vicente Méndez, y los maestros bilingües”. Después, aclarará, fue surgiendo “la necesidad de hacer algo juntos”, a pedido de don Germán Méndez, quien le solicitó “ayuda para visibilizarlos”. “Entonces me pregunté: ¿Qué podemos hacer juntos? ¿Qué podemos hacer para que puedan mostrar aquello que quieren mostrar? Porque yo no iba a sacarme una foto y exhibirlos. Y así empezamos a tener reuniones sobre lo que podíamos hacer, qué tenían ganas de hacer, qué podían aportar y en qué podía ayudar yo. Así, despacito, surgió esta idea”. Esta idea, como señala Laura, terminó teniendo forma de libro y que reúne en palabras (tanto en guaraní, como en portugués y castellano) e imágenes, la historia oral de toda una aldea y que queda como legado en el colegio para que las nuevas generaciones puedan aprender de manera bilingüe.

 

Como investigadora supongo que tendrás un proceso en etapas para lograr conseguir algunos resultados específicos, pero en lugares tan especiales como éstos, ¿cuánto planificás previamente y cuánto va surgiendo de la experiencia sin buscarlo?

– Lo que me sucede en Misiones es que recibo cual esponja, disfruto, escucho y comparto. La intención de este libro -que salió en tres lenguas, portugués, guaraní y castellano- fue de ellos. Y tuvimos la suerte de hacerlo juntos durante años y  en etapas, pero sin tiempo, con el disfrute de todo, desde el primer momento, que puede simplemente de estar ensayando una canción.

¿Cómo fue ese proceso?

– Para llegar a la escritura demoramos dos años. La biblioteca primero fue oral y para pasar luego a los libros estuvimos dos años más. Porque todo fue un proceso a partir de hacer algo dentro de nuestra convivencia. Fue una planificación, pero un proyecto institucional que hicimos amorosamente juntos. Esto no es algo que se hace en una planilla, esto fue una cosa muy bella que comenzó en el 2013, cuando el director del colegio, Diego Carballo, era entonces maestro.

 

¿Y cómo fue pasar esa riquísima experiencia oral, de cruce de lenguas, al papel?

– Ahí sí hubo planificación. En la primera parte ellos nos proveyeron de todo una etapa oral. Todo eso: canciones, recetas, poemas, cuentos, fue grabado. Fue muy disfrutado ese intercambio, porque elegíamos qué grabar y cómo o qué editábamos. Una vez hecho eso teníamos entonces una audiovideoteca. Después pasamos a construir la sala de lectura. Y cuando hubo un paquete de oralidad que creíamos que se podía volcar al papel, tuvimos el sueño del libro. Ahí comenzó la ardua tarea de bajarlo al papel.

¿Cómo se trabajó la traducción?

– Cuando tuvimos toda la producción hecha se bajó a la lengua materna, al guaraní, por lo que –al ser una lengua ágrafa- hubo que consensuar los escritos. Fue una tarea donde trabajamos con el cacique, y que luego se consultó al Consejo de Ancianos. Cuando todo estuvo armado y supervisado, se terminó la primera etapa del libro. Pero quedaban los criollos que hablaban en portugués, porque es una colonia. Entonces la profesora Pamela Barboza, trabajó con ellos, con lo que querían compartir en su lengua. Así salieron a investigar la naturaleza, aves y herbolaria del lugar. Lo trabajaron en su lengua y también en castellano. Y todo eso es ilustrado por los chicos.

 

¿Soñás con replicar esto en diferentes partes del país?

– Esto es un proyecto particular y nuestro, a partir de un deseo de ellos. Sé que esto no lo puedo hacer en otro lugar pero sí podemos despertar el interés de otros y por eso me están llamando de escuelas y universidades para contar la experiencia. Porque es tanto y muy interesante lo que hemos hecho y, sobre todo, sostenido en el tiempo, que es lo más importante. No sin esfuerzo, porque fue una tarea muy ardua, donde hubo  momentos en que no se podía seguir, por la naturaleza, el clima o la situación socioeconómica que atravesamos. Pero nuestro deseo es seguir produciendo los materiales. Tenemos una investigación sobre la herbolaria medicinal, por ejemplo, y un recetario. Pero hay que hacerlo, hay que investigar, escribir, traducir y después buscar dinero para financiar la edición. No es simple de replicar.

 

La oralidad como camino hacia la literatura

 

La vida de Laura Roldán, desde su infancia hasta ahora, está anclada en la oralidad. Sus abuelos y padres le narraban y es ella la que se convirtió en una recolectora y guardiana de narraciones tanto propias como ajenas. Laura nos enseña que todas aquellas palabras que están en al aire son las que hay que buscar para plasmarlas en el papel, y por lo tanto, esas vibraciones serán las luces que nos iluminarán futuras lecturas.

 

La literatura y la oralidad están unidas unas con otras, ¿creés que se pierde la primera a causa de la segunda?

– No noto la pérdida de la oralidad. Por lo espacios, por la gente, por los lugares donde yo trabajo digo que hoy por hoy no se está perdiendo la oralidad, incluso todo lo contrario. Pertenezco al Círculo Internacional de cuentacuentos y hay cada vez más narradores que rescatan, escriben y transmiten historias de tradición oral. Veo que hay un avance con respecto a compartir la oralidad. Y en Córdoba, por ejemplo, hay muchos narradores. La palabra no se escapa, sino que ensancha, porque es la palabra oral la que te acerca a un libro.

¿Cuál fue el mayor aprendizaje que te dejaron tus padres?

– El amor por la oralidad y la lectura. Mi madre y yo nos seguimos leyendo en voz alta, nos gusta mucho la poesía. Y seguimos compartiendo cosas, además de trabajar. Pero es un fluir. La mía fue siempre fue una casa donde nunca hubo una imposición de nada. Yo me crié en una época donde no había una gran cantidad de literatura infantil, pero siempre estuvo a mi acceso lo que me pudiera interesar. De chica me gustaba mucho la divulgación, la arqueología y la antropología y mi padre y mi madre se encargaban de que pudiera tener ese texto informativo que no era para niños pero me fascinaba. Ellos armaron como un fogón amoroso con la oralidad y la lectura. Siempre le dieron prioridad a que pudiéramos tener el acceso a lo que nos interesaba, nos dieron un estímulo importante y eso fue lo que me ayudó a definirme y tomar un camino personal, que no es el más fácil el que tomé, pero el que conecta conmigo.

 

Datos a tener en cuenta

Es importante aclarar que el libro «Jajejo’ u ayureve» fue ideado y coordinado por Laura Roldán y realizado tanto por la comunidad educativa del colegio EIB 905 de Misiones, la aldea guaraní y por alumnos de la colonia que hablan portugués. El equipo estuvo formado por el director, Diego Carballo, el Cacique de Aldea Chafariz, Vicente Méndez, el Chamán Don Germán Méndez, Marcos Méndez, docente auxiliar Bilingüe, la profesora Pamela Barboza y Roldán como coordinadora general.

Dicho volúmen no está a la venta, pero sí puede consultarse en la sede del Cedilij de nuestra ciudad, ubicado en el Paseo de las Artes. 

En la financiación para la publicación del libro intervino Coincidir Asociación Civil, de la mano de Patricia Pereyro y su equipo y tanto el diseño como la edición  estuvo a cargo de los alumnos de la Carrera de Diseño Gráfico y  Producción Gráfica de Fundación Gutenberg.

Próximamente, también se podrá consultar el libro en la página web de la la Asociación Coincidir.

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