Informe: La literatura juvenil rompe tabúes y ahonda sobre la salud mental

Escribir literatura juvenil sobre aspectos psico-emocionales en los tiempos que corren no solo es un desafío sino también un aporte valioso para este segmento lector.
El género no escapa a problemáticas contemporáneas como la ansiedad, el consumo o la depresión. Para profundizar sobre esta tendencia, hablamos con las autoras Graciela Bialet, Ludmila Ramis y Paula Praes González,  quienes tienen mucho para decir sobre sus obras y el impacto que estas generan.

Por Carmela Laucirica /

#OkupaLiteraria

¿Estamos de acuerdo en que hay todo tipo de libros sobre salud mental? Creo que lo estamos. Pero, ¿nos hemos puesto a pensar en quiénes y cómo les hablan sobre esta temática a las juventudes? Quizás no tanto, por eso en esta nota lo haremos. 

Este es un universo literario que no subestima a adolescentes y jóvenes, y que se atreve a hablar de todo, incluyendo la salud mental. 

Desafíos a la hora de escribir este género y para esta audiencia los hay y muchos, y sobre eso reflexionan las tres autoras entrevistadas en este informe.

La cordobesa Graciela Bialet se embarcó en la escritura de “Las locas de al Lado” y afirma que el reto principal fue “encararlo con la mayor empatía y sinceridad posible hacia las personas que tienen estas enfermedades”. 

¿Quiénes son “Las Locas de al Lado”?

Vale aclarar que la novela de Graciela relata la historia de mujeres que tienen lo que la sinopsis llama “varias rarezas”. El relato también incluye a Lola, una vecina adolescente que quiere ayudar a una de las “locas” a encontrar el amor escribiendo cartas y a otra de ellas a superar la violencia doméstica. 

Según la sinopsis “las miradas sobre estas cómicas y trágicas historias cambian, según quien observa y cuenta”. 

Al mismo tiempo, el relato nos hará testigos de la historia de Toni, un vecino que trabaja en el edificio del frente. Toni ve y escucha todo, pero tiene sus propios problemas a resolver: una lucha diaria contra las adicciones. 

«A mí me parece muy valioso que se pueda hablar de estos temas tabúes y cómo los pibes y las pibas pueden legitimar el uso de sus comentarios, de su voz, de sus pensamientos sobre este tema.», reflexiona la escritora cordobesa referente del género. 

Les doy la bienvenida a «Club de los paraguas rotos»

Al mismo tiempo, Ludmila Ramis nos amplía el panorama con otros retos a la hora de escribir: “Es difícil hacer llegar el mensaje de forma adecuada. Estamos divididos entre quienes creen que ‘nada es para tanto’ y los hipersusceptibles. Encontrar el punto intermedio donde uno puede darle la importancia necesaria pero sin exagerar es complicado”, explica la autora de 24 años. 

Ludmila también confiesa una gran frustración: no poder cambiar la realidad de esas juventudes cuya salud mental está pasando por un momento complejo. Sin embargo cree que hay una luz al final del túnel: “Y acá entran los libros, dado que son un medio para alentarlos a que ellos mismos la cambien. Que busquen apoyo en sus amigos si no lo tienen en casa, que se animen a hablar con sus papás si algo los angustia”, añade la autora. 

Con menos de un cuarto de siglo, Ludmila escribió obras como “Club de los paraguas rotos”, en donde cuatro jóvenes encuentran el espacio para hablar de todo aquello que les duele y les preocupa. Se trata de Gretha, Liv, Timmy y Arlo; quienes convierten sus dificultades personales en dicho club. Gretha, la frágil; Liv, la obsesiva; Timmy, el miedoso; Arlo, el maltratado. 

Sus historias cobran otro sentido cuando unen fuerzas, hasta que Sawyer entra en la escena y todo parece tambalear. ¿Habrá sido buena idea compartir su paraguas con él?

¿Qué se hace después de perder un amigo?

Esta pregunta se la hace Paula Praes González en su libro “Todas las cosas que no vi”. La historia de Adriana mezcla pasado y presente, y en ese pasado adolescente hay una pérdida que despierta un sinfín de preguntas.

La sinopsis oficial reza: “¿Cómo sigue la vida cuando pierdes a tu mejor amigo con quince años, cuando no se hace justicia y una parte de ti se va con él porque no pudiste ayudarlo?”… La obra de Paula intenta responder ese interrogante.

En esta oportunidad, Paula nos relata una historia de bullying más que realista, sin dejar de lado la esperanza

Empatía, la clave para abordar estas temáticas 

Existen ciertos pasos previos a realizar una novela que atraiga la atención juvenil y hable sobre salud mental. Por supuesto que no hay una receta estricta para esto y  las autoras exponen métodos diferentes pero igualmente eficaces.

“Para mí en ese momento (en el que escribí “Las Locas de al Lado”) los pasos previos fueron convivir con esas personas de las que habla el libro (personas con diferentes enfermedades mentales) y con cómo el barrio se desentendía o se abusaba de esa situación. Recopilé todos esos recuerdos, y como tengo la suerte de tener hermanas psicólogas hablé con ellas al respecto.”, cuenta Graciela Bialet.

“Hay una frase muy cliché que dice que a veces tenemos que ponernos en los zapatos del otro. Sin embargo, por algo es tan popular. Uno tiene que colocarse en un lugar de empatía para hablar de cualquier problemática de salud mental, aunque es fundamental entender que eso no alcanza y es necesario investigar acerca del tema a abordar.”, añade Ludmila Ramis, quien comenzó publicando en Wattpad.

“Antes de escribir una historia que toque temas tan delicados sobre la salud mental, creo que el primer paso es la escucha activa desde la empatía. Por mi trabajo, yo tengo el privilegio de poder hablar con jóvenes que me han dado sus propios testimonios. Además, es importante leer investigaciones actualizadas y  hablar con profesionales de salud mental. Es necesario revisar los propios prejuicios para no escribir desde esas limitaciones”, explica Paula Praes, trabajadora social y ganadora del premio Jaén de Narrativa Juvenil 2024.

Sin saberlo, Graciela. Ludmila y Paula coinciden aún sin conocerse. Lo destacable en los tres casos fue poner delante la empatía y no la mera búsqueda de una historia que luego tenga éxito. 

¿La salud mental cuenta con más herramientas hoy en día?

A riesgo de preguntar obviedades, el interrogante en este caso sirve para profundizar algo que en cierto modo ya sabemos, pero que tiene matices a explorar. Sin dudas hay muchas más herramientas para trabajar la salud mental pero, ¿colaboran o dificultan los procesos?

Al respecto, las tres autoras coincidieron en que sí se ha avanzado mucho. Dicho por Ludmila, “hace unas décadas estaba instaurado el estigma de que el psicólogo era solo para los locos. Hoy en día el respeto por el rol de la terapia en la vida de una persona creció mucho porque dejó de verse como una debilidad”. 

Al mismo tiempo, Graciela habló sobre una cuestión transversal a la salud mental en nuestro país: “En estas épocas en donde se están cerrando los hospitales más importantes, en donde las atenciones de salud están sumamente precarizadas, las herramientas que hay se vuelven ajenas a muchos sectores de la sociedad y eso es una gran amenaza”, indicó la autora de “Las Locas de al Lado” y de otros textos inolvidables como «Los sapos de la memoria», «Si tu signo no es cáncer» y «El jamón del sánguche», entre otros.

Para completar este debate entre pros y contras sobre la realidad actual, Paula metió su «cuchara» y dijo: “Por un lado tenemos más herramientas: más visibilidad en medios, más acceso a la información y  terapias, incluso más lenguaje emocional desde pequeños, acompañados por estilos de crianza respetuosos. Pero por otro lado hay más amenazas: las redes sociales y la presión constante de la sobreexposición, la continua conexión digital, la brecha económica a la hora de poder acceder a esas terapias acorde a nuestras necesidades, o la gran cantidad de personas que hay en redes aconsejando sobre salud mental sin tener formación para ello.”

Y acá detengámonos un momento para destacar el aporte de la literatura en esta encrucijada. Paula habla de “más lenguaje emocional desde pequeños”; y resulta inevitable no conectar esa frase con su obra y con las de Graciela y Ludmila. Porque la literatura ofrece un aporte clave para hablar de emociones. 

Sin dudas escribir sobre salud mental no es un camino llano y recto. Pero al citar nuevamente a Ludmila, la labor de estas autoras cobra un gran sentido. “Muchas veces no tenemos idea de lo que nos pasa hasta que alguien lo señala y le pone un nombre”. 

Escribirle a las juventudes es una misión

Al pensar sobre literatura y salud mental, resulta inevitable dejar de lado la noción de propósito. Porque si hablamos de empatía unas líneas atrás, podremos decir también que escribir literatura sobre esta temática, y más aún para juventudes, no puede carecer de un motor. 

Así lo ven Graciela, Ludmila y Paula, quienes se sientan a escribir con un objetivo claro y a la vez diverso entre ellas.

“Creo que a las juventudes hay que escribirles sobre temas que la sociedad, las instituciones o las escuelas consideran como tabúes. Y la enfermedad mental es un tabú”, indica Graciela al pensar en aquella misión de escritura sobre la que le consulté. 

Al mismo tiempo, Paula invita a através de su literatura a “abrir espacios seguros de conversación”. Concretamente hablando sobre el suicidio, ella remarca lo que cree que es un gran mito: “En el caso del suicidio, existe el mito de que ‘hablar del suicidio incita a hacerlo’ cuando está comprobado que no es así. Hablar de ello, sin sensacionalismo, es un factor protector porque da herramientas para detectar señales de alarma y prevenirlo”, explica la autora española. 

¿Qué tan sencillo es pedir ayuda? En ciertos casos, ni siquiera podemos creer que la necesitemos. Y es ahí cuando Paula Praes resalta a la literatura como gran herramienta de toma de consciencia: “A veces los libros logran poner en palabras lo que un adolescente no puede decir en voz alta, y esto lo empuja a pedir ayuda”, destaca Paula

Y así, sin siquiera conocerse, Paula y Ludmila convergen en una idea. Porque al preguntarle sobre esta misión literaria a la escritora argentina de 24 años, ella sostuvo que “la misión es alentar el pedido de ayuda”. 

A los fines de profundizar sobre esto, Ludmila nos dejó por escrito dos grandes cualidades de este propósito a la hora de escribir. 

“Por un lado está la visibilización: los libros les enseñan a los adolescentes que ese dolor que los atraviesa y hace estragos en sus vidas tiene una causa, un diagnóstico y un tratamiento. Muchas veces no tenemos idea de lo que nos pasa hasta que alguien lo señala y le pone un nombre. Por otro lado, y a mi parecer el más importante, está el factor de acompañamiento: las novelas que abordan temas delicados son un recordatorio de que nadie está solo, que hay más personas luchando, en proceso de recuperarse o que incluso ya lograron sanar”, detalla la autora de “Club de los paraguas rotos”. 

 

Otros títulos sobre adolescencias, juventudes y salud mental

Además de recomendar a las tres autoras entrevistadas y sus obras, la pregunta sobre un breve ranking de literatura juvenil sobre salud mental no puede quedar sin respuesta. Aquí algunos recomendados:  

«Eleanor & Park» de Rainbow Rowell.
Esta novela tomas las experiencias de dos adolescentes como punto de partida. Lo que comenzó como una amistad entre Eleanor y Park se convirtió en su primer historia de amor, en la cual ambos sienten que no tienen nada y todo que perder a la vez. 

«Las ventajas de ser invisible» de Stephen Chbosky.
Charlie convive con dos verdades innegables: le gusta mucho leer y le cuesta mucho vincularse con otras personas. Pero Sam y Patrick llegarán para cambiarlo todo. Vivir al margen de todo tiene sus beneficios, pero vivir la experiencia desde adentro también. 

«Verónika decide morir» de Paulo Coelho.
Aunque esta obra esté direccionada a un público más adulto, nos permite abordar el suicidio y la posterior recuperación de la protagonista. Veronika no es feliz, y eso la llevará a decidir si quiere seguir viviendo o abandonar(se). 

 

“Las palabras que nos guardamos” de Erin Stewart.
Esta novela cuenta la historia de Lily, una joven de 16 años cuya hermana sufre un intento de suicidio y ella no sabe bien cómo afrontarlo. Luego de comprender que su salud mental está en juego, pide ayuda y descubre el poder sanador del arte: comienza a expresarse a través de la poesía. 

“Heaven” de Mieko Kawakami.
Bullying, amistad adolescente y la vida en la escuela secundaria. Una novela que une a un chico (el narrador sin nombre) y a una chica (Kojima) de catorce años para sobrellevar el acoso escolar que ambos reciben. En busca de consuelo, ambos crearán un lazo inquebrantable, pero basado en miedo y vergüenza. 

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