Los libros siempre interpelan, pero desde hace algunos años es la literatura infantil la que pone sobre la mesa miedos y frustraciones de las niñeces cuando las y los adultos miran para otro lado. Así surgieron múltiples historias sobre bullying, duelos, discapacidad o neurodiversidad. En esta nota, ponemos este fenómeno sobre la mesa para que lo debatan dos autoras, una docente y una psicóloga.
Por Carmela Laucirica / #OkupaLiteraria
A veces es un duelo, a veces es un episodio de bullying en el cole. A veces es entender que las personas somos diferentes en muchos aspectos, o quizás explorar una discapacidad propia o ajena. Estos temas muchas veces son amplios, complejos y no cuentan con mucha adaptación para las infancias.
Y para ilustrar quiero traer un dato que -aunque es uno entre tantos- sirve como muestra y surgió de la prueba “Aprender” en su edición 2023: “el 36 % de los estudiantes se sintió discriminado durante su paso por la primaria”. Cifra más que suficiente para debatir sobre el tema ¿verdad?
Entonces, ¿Qué hacemos con nuestras infancias cuando necesitamos hablarles? En muchos casos, la pregunta se responde sola: hablar. Pero en otros tantos, cuando la temática se nos escapa, o no creemos tener las herramientas adecuadas, aparece un recurso que está siempre al alcance pero que -quizás- lo habíamos perdido de vista: la literatura. Y no se trata aquí de romantizar la lectura, sino de demostrar que la ficción, la poesía, la ilustración, como todo arte, abre las puertas de un diálogo que no fluye de manera natural y que por ello es utilizado como recurso (didáctico/reflexivo) por profesionales como docentes (en el aula) y psicólogos (en consultorio).
Entonces ya no es solo de pensar la literatura dentro de una planificación para la lectoescritura, sino también como soporte para hablar sobre temas complejos.
En palabras de la docente de primaria Victoria Dall’Armelina,quien a diario trabaja con libros en el aula como herramienta válida para la inteligencia emocional: “La literatura tiene una fuerza enorme para generar empatía. Cuando los niños y niñas se encuentran con personajes que viven situaciones similares a las que ven o viven ellos, como el bullying, la diversidad o la discapacidad, les llama mucho la atención”.
Al mismo tiempo, estas piezas literarias abren una puerta al diálogo. Según la docente, “es como si las palabras les dieran permiso para hablar de eso, para preguntarse, para entender al otro desde un lugar más humano. Un buen libro puede abrir conversaciones muy valiosas que de otra manera no surgirían”.
De la docencia, pasamos a la psicología, porque también en los consultorios, la ficción para las infancias permite desentrañar cuestiones complejas. En este sentido, especializada en crianza y autora Carolina Mora, reflexionó sobre el rol de los mayores: “Creo que el desafío pasa más por que los adultos y las adultas se animen a hablar de esos temas y se habiliten a poder hacerlo desde un lugar que permita que las infancias expresen realmente lo que sienten”. Entre tantas obras infantiles, Carolina escribió “Voy a Recordarte”, una invitación a charlar sobre el duelo.
En paralelo, y de la mano de la autora y dramaturga Patricia Suárez, su respuesta a sobre si hablar o no de estos temas en literatura fue contundente: “Con gente más violenta o que se permite serlo en el caso del bullying, con personas que no son exactamente iguales a nosotros/as. Con ellas también hay que contar una historia”, considera la autora de “Historia de Pollito Belleza”.

La literatura infantil, ¿está solo destinada a la niñez?
Cuando hablamos de libros para infancias es importante no limitarse a creer que estas producciones les hablan sólo a niños o niñas. En realidad, el diálogo es mucho más amplio porque la literatura conversa con padres, madres, cuidadores, abuelos, abuelas y muchas otras figuras que acompañan la crianza. Se trata de una invitación a toda la familia, a todo el entorno cercano e incluso educativo.
“El objetivo de escribir cuentos para infancias siempre para mí tiene que ver con poder llevar temas de conversación a las familias. Porque los libros para infancias, al menos desde mi perspectiva y desde la forma en que los escribo, no están hechos para los niños y las niñas”, explica Carolina sobre su labor como autora.
Al mismo tiempo, desde el ámbito escolar, Victoria propone una reflexión que es al mismo tiempo resumen y disparador: “lo que pasa en casa también forma”.La lectura como comienzo y también como fin, como encuentro y oportunidad de conversación. “No se trata solo de “enseñarles valores”, sino de darles herramientas emocionales para entender que no todos vivimos lo mismo, y que eso está bien. Y si encima ese momento es compartido con un adulto, mucho mejor. Es una oportunidad para charlar, hacer preguntas y crecer juntos”, indica la docente.
Sobre esta pluralidad de destinatarios, Patricia Suárez vuelve a resumir un sinfín de pensamientos en unas pocas líneas: “Deberíamos acompañar a la infancia con nuestros ojos, nuestros oídos y nuestra alegría a la hora de leer y disfrutar de materiales que creemos, erróneamente, exclusivos para ellos”, sentencia la autora de libros como “Lily y sus tías culebra”.

¿Por qué leer libros sobre temas complejos en el aula?
Volvamos al ámbito educativo por un momento y pensemos en cuando nosotros asistíamos a la escuela: ¿Había libros “incómodos” en las estanterías? ¿Qué nos leían nuestras maestras? ¿Recordamos algunos que nos haya permitido conversar sobre temas tabúes?
Mientras hacemos el ejercicio nostálgico de recordar épocas de infancia y juego, no dejemos de pensar en el rol clave que cumple la literatura en el ámbito escolar. Porque en palabras de Victoria Dall’Armelina, los libros que hablan de temas como los que ya mencionamos “son disparadores”.
Y acá se suman tres conceptos interesantísimos para comprender la dinámica en el aula: diálogo, pensamiento crítico y representatividad. Todas esas cosas ocurren cuando la literatura entra en la escena áulica.
“El libro pone la situación sobre la mesa y desde ahí abrimos el diálogo, el debate, el pensamiento crítico. También ayudan a que muchos chicos se sientan más representados o menos solos. Cuando un niño encuentra un personaje con el que se identifica, se siente visto. Y eso, en la escuela, es muy importante.”, afirma Victoria.
Sobre recomendaciones literarias concretas, todas las entrevistadas hicieron sus aportes, y en el caso del aula, Victoria nos deja mucha información para explorar.
“Al que suelo recurrir cuando hay que tratar una temática en particular como el bullying o diversidad es “Orejas de mariposa” de Luisa Aguilar, es una joyita, muy sencilla y muy profunda. Y para trabajar la neurodiversidad, “El cazo de Lorenzo” de Isabelle Carrier es una propuesta breve pero muy impactante y deja mucho que reflexionar.”, recomienda la docente. Y también suma a Graciela Montes con “El libro de los chicos enamorados” o “Aventuras y desventuras de Casiperro del Hambre”, así como a María Teresa Andruetto en general.

Compartir literatura es compartir valores y humanidad
¿La literatura ha hablado de todos los temas en el mundo? Eso es ciertamente imposible, ¿verdad? Pero lo que no resulta imposible a mis ojos, y tampoco a los de ambas autoras entrevistadas, es la posibilidad de usar esta herramienta para hablar de empatía, libertad y compasión.
Dicho por Carolina, “el desafío tiene más que ver con la coyuntura social y política que estamos viviendo en la que pareciera que hay ciertos temas que ahora cuesta más hablar sin ser señalado o etiquetado políticamente”. Sobre lo dicho, refiere a que hablar de temas como ESI, discapacidad y neurodivergencia “tiene que ver con un derecho, de crecer más libres, más cuidados y de generar una sociedad más justa”.
Si hacemos doble click sobre la cita anterior, vale agregar que Carolina también cree que debemos seguir trabajando sobre “la convivencia con lo diferente, la aceptación y la contemplación de la riqueza que hay en la diversidad: de ideas, de cuerpos, de géneros, de formas de vivir.” Y todo esto tiene lugar en los relatos literarios infantiles.
Al mismo tiempo, Patricia nos invita a volver un poco a los orígenes: de priorizarse al 100% siempre a entender que también hay un otro, que tiene importancia y merece ser visto también. “Hay que empezar a contar que no somos mejores que nadie, ni valemos más que nadie, que los demás importan y mucho”.
Y antes del “colorín colorado”… opciones para leer junto a nuestras infancias
Libres: Guía ilustrada para infancias rebeldes – Debbie Maniowicz
Un libro para explorar el autoconocimiento, la libertad de expresión y la posibilidad de soñar lo que queramos.

La vaca no se calla – Agustina Lynch
Un cuento que acompaña a infancias y adultos en casos de bullying escolar.

Somos diferentes – Carolina Mora
Una invitación no solo a respetar las diferencias sino también a valorarlas y reflexionar sobre ella. Cuenta con secciones interactivas para infancias y una guía para familias.

Hablemos de los secretos – Carolina Mora
Un cuento para hablar sobre nuestros cuerpos y así prevenir o poner en palabras situaciones de violencia y/o abuso.
