El periodista madrileño publicó “Nada urge”, una recopilación de relatos que recorren diversos géneros y que tienen su origen en una larga convalecencia atravesada por problemas renales, diálesis y trasplante.
“Este es el mensaje básico del libro: por muy mal que te sientas en algún momento puedes traspasar el muro. Y si no puedes, porque es el final, debes llegar lo mejor posible, en paz con uno mismo y con los demás”, asegura el autor.
En tiempos vertiginosos donde la inmediatez lo domina todo, “Nada urge” propone algo diferente. En estas páginas el tiempo se detiene, se ralentiza. Todo se conecta con un aquí y un ahora que nos obliga a mirar y a mirarnos, a escuchar y a escucharnos, a leer y (porqué no) a leernos.
El periodista Chema Forte (español de origen pero íntimamente ligado a los medios y a la cultura de Córdoba) publicó con el sello local Recovecos, este título en el que conviven diversos géneros y modos narrativos.
Dicen que detrás de todo libro siempre hay una historia, de hecho a veces la verdadera y gran historia reside allí. Y “Nada urge” no es la excepción. Es que gran parte de estos textos se gestaron durante una larga convalecencia: riñones que colapsaron, el tiempo muerto de la diálisis, un trasplante y la posterior recuperación. No todos los relatos o microrrelatos tienen que ver con el proceso en sí, pero de una u otra manera dialogan con esos hechos que ponen el foco en la salud (en especial cuando esta se pierde), en la muerte, en la desolación, en el arte y en la esperanza.
Chema Forte publicó anteriormente otros títulos en los que mostraba su perfil profesional y su pasión por la poesía. En “Nada urge”, el cronista y el poeta fusionan motivados por el deseo y la necesidad de narrar, como si narrar fuera la mejor manera de exorcizar los miedos.
El libro se presentó en la pasada edición de las ferias de Córdoba y Carlos Paz. Su portada tiene como valor agregado que luce una obra del gran Carlos Alonso.
Breve, genuino y contundente, en “Nada urge” Chema Forte hace de su experiencia personal un relato universal y colectivo. En esta entrevista con Babilonia cuenta algunos detalles que dieron lugar al nacimiento de este libro.
-“Nada urge” dialoga con la enfermedad, la espera, los problemas de salud, el arte y otros aspectos de la vida cotidiana. Si tuvieras que definir cómo nació la raíz embrionaria de este libro, ¿qué dirías?
– El hecho de estar conectado a una máquina de diálisis seis horas cada día nos lleva a una profunda soledad, por más que tuviera el apoyo de la familia. Además todos esos meses correspondieron al COVID, al tiempo de la pandemia, por ende al cierre de toda la movilidad. Entonces el embrión del libro son textos que tenía guardados de antes, en el periodo previo a la diálisis y en la prediálisis o cuando la enfermedad empezaba a asomar en mi panorama vital (porque el deterioro de los riñones fue lento y tuve tiempo suficiente para ir preparándome). En ese periodo surgieron cuentos, frases, ideas, metáforas, aforismos… Incluso hay poemas que los he pasado a narrativa o que están incluso metidos dentro del texto. Todos esos escenarios por los que pasé en el durante y luego en el periodo de diálisis, están ahí.
Luego hay una segunda parte del trasplante, de cómo se vive el trasplante de riñón, el agradecimiento a la familia donante y a la vida, y también la esperanza, el amor. Entonces pasamos de pensamientos, en algunos casos suicidas, a pensamientos de esperanza. Por eso digo que la raíz embrionaria de este libro está en la enfermedad, en la sanación, en la esperanza y el amor.
-Hay un narrador que si bien elige mayoritariamente la primera persona pero también por momentos elige una segunda persona (le habla al lector) y textos en tercera persona más enfocados quizá a otros temas y abordajes. ¿Cómo se fueron construyendo esas voces narrativas?
– Sobre por qué a veces en el mismo relato salgo de mí para hablar en segunda persona o – como bien has indicado- muchas veces aparece un narrador en tercera persona, se debe a que son textos que están escritos a lo largo de un periodo de varios años. Entonces también la evolución en la escritura fue pasando de momentos de cierta euforia -por cuestiones personales o profesionales, por mis hijos, por las buenas noticias que uno tiene en la familia- pero también por momentos de extrema desesperanza y de desilusión. Incluso de ira, porque uno piensa que no es justo que te pase a ti, y te preguntas por qué a tí. Luego vas entendiendo que no te pasa solo a ti, que le pasa a todo el mundo, que todos tenemos esos momentos en los que nos preguntamos por qué me pasó a mí. Y en esa voz narrativa uno a veces se desdobla, de allí que muchos relatos están escritos en primera persona pero también acudo a otras posibilidades.
–Cuando se recorren las páginas de “Nada urge”, aparece un Chema Forte atravesado muy fuertemente por la música, la poesía, el arte en general. ¿Esa pregnancia del arte y la cultura se dio de manera natural o fue buscada como un dispositivo propio del proceso creativo?
-En cuanto a la influencia de la música, la danza, la pintura, las otras artes que nos rodean, creo que forma parte de lo natural de mi vida, de lo cotidiano, de lo rutinario. No soy experto ni en música clásica, ni en pintura, ni en escultura, ni en arquitectura, ni en arqueología, ni en historia. No puedo disertar en una universidad sobre un tema concreto porque como periodista soy aprendiz de todo y maestro de nada (que es una frase que creo que nos persigue a los que ejercemos este oficio). Tenemos que hablar de tantas cosas, que a veces tenemos conocimiento superfluos y en otros casos un poquito más profundo. Pero en mi caso es algo cotidiano. No puedo vivir sin música, no puedo vivir sin pintura, sin escultura.
El arte me rodea y forma parte del relato. ¿Por qué tanta música clásica? Pues sencillamente porque en momentos de convalecencia, en mi caso, fue la que me acompañó. Estar tantas horas conectado a una máquina es muy duro y en la música clásica se pueden encontrar esos apoyos que ayudan a seguir pensando que la vida merece la pena.
–Sos un profesional conocido por tu rol de periodista. Y si bien ya habías incursionado en la literatura -y de la mano de la poesía- con “Buenos tiempos para casi nada”, este libro trabaja en una línea diferente: es una narrativa más personal, íntima e inspiracional. ¿Cuánto de ese comunicador que conocemos está presente en “Nada urge”?
–El hecho de ser periodista y escritor, creo que es una redundancia. Uno es periodista porque es escritor. Y si no te sientes escritor siendo periodista, difícilmente vas a ser un buen comunicador. Yo creo que un periodista en la base es un escritor, un poeta, un narrador, un comunicador, que encuentra en el oficio de periodista una manera de tener un salario. Es la forma, digamos, más estructurada de ejercer el oficio de literato. Y la prueba está en la enorme cantidad de grandes escritores que a lo largo de la historia y del territorio han ejercido o ejercen la profesión de periodista y a la vez ganan el premio Nobel sin mucha dificultad o el premio Cervantes. Así que sí, ese profesional está en todos mis textos, incluyendo en la poesía, porque escribo poemas desde la adolescencia o desde antes de la adolescencia, y efectivamente la materia nutritiva de los poemas en muchas oportunidades son las personas que uno va encontrándose en sus viajes, y los viajes en un altísimo porcentaje tienen que ver con mi profesión.
La tarea profesional influye muchísimo en la manera de escribir, en las ideas. Pero también cuando conoces a los grandes autores. Aquí en Córdoba, en el Congreso de la Lengua, pues tuvimos la oportunidad de departir con María Teresa Andrueto, Sergio Ramírez, Mario Vargas Llosa, Luis García Montero, o con Joaquín Sabina… En fin, tantos y tantos talentos que uno se va encontrando en el camino y que, por supuestoinfluyen muchísimo en la manera de entender, la manera de percibir, en la manera de emocionarse con lo que encuentras y que luego quieres contarle a los lectores.
-¿Te costó esto exponerte, siendo una persona pública, desde un lugar diferente y dejando entrever aspectos de tu propia historia?
-Por supuesto que me costó mucho decidir publicar. Yo iba compartiendo durante mucho tiempo estos textos con Carlos Ferreira, que es el editor de Recovecos. Con él ya he editado varios libros. Y también los compartí con algunos amigos, entre ellos el doctor Enrique Orchansky. Y la cuestión fue que tanto Carlos como Enrique pensaban que en esos textos había un libro, que sería bueno exponerlo a los lectores. Yo tenía muchas dudas porque lo autorreferencial en el caso de los periodistas, es complicado. Uno piensa que vas a dar una imagen de vanidoso, de ególatra. Tenía muchas dudas. La decisión final tuvo que ver con la carambola o con la casualidad de que por una peripecia increíble llega a mis manos un dibujo que Carlos Alonso le había regalado a una pareja de un argentino y una francesa en París. Ese dibujo es la tapa del libro. Cuando Carlos Alonso, la familia de Carlos Alonso, conoce la historia y la posibilidad de publicar este libro con esa tapa, dijeron que sí, bueno ante esa evidencia -que obedece a un cúmulo de casualidades infinito- pues no podía negarme a la edición.
Y aquí está el libro, con esa portada tan maravillosa, ese dibujo que ni siquiera estaba catalogado. Que los lectores de “Nada urge” puedan disfrutar de ese dibujo que para mí es lo mejor del libro, sinceramente.
-Tomo dos frases del libro. Vamos con la primera, el título “Nada urge”. La segunda, una muy presente en el relato Alerta, que repite varias veces “de esto vengo yo”.
–Nada urge es el resultado de la diálisis. Quien esté en un proceso de quimioterapia, radioterapia o de rehabilitación, es decir en un proceso de recuperación en donde tienes que volver a intentar ser tú, aunque nunca vas a ser el que eras antes de la enfermedad, las urgencias van desapareciendo porque la única urgencia que realmente tienes es la de volver a estar sano o medianamente sano o lo suficientemente sano para poder seguir haciendo tu vida cotidiana. Así que nada urge, no hay que ir con prisas todo el tiempo ni asumiendo problemas como si fuesen muy importantes cuando en realidad forman parte de la vida cotidiana, de la rutina. Llegar tarde o pasarte un semáforo en rojo o enojarte porque te ha pasado algo en el banco o porque tienes una gotera en casa y te viene fata, o sales de casa y tienes una rueda desinflada y parece el fin del mundo. ¿Y por qué tiene que pasar hoy? Y bueno porque algún día va a pasar… Todos tenemos ese tipo de problemas, lo importante es ponerlos en orden. Los problemas graves nos deben de preocupar gravemente, pero los otros son problemas cotidianos y por eso nada urge.
Y en cuanto a lo de repetir “de esto vengo yo”, fue una catarsis, una terapia, para saber por qué estaba como estaba en ese momento, cuántas cosas me habían pasado para llegar a ese punto, haber convivido con la muerte, haber estado preparado para morir y para dejar este planeta intentando hablar con mis hijos, con mi viejo, con mis hermanos, con mis amigos con mis compañeros.. En fin, con mis seres queridos, para terminar con todos en buena armonía. No quería abandonar este mundo habiendo dicho a alguien una frase desagradable y que eso quedase como la última frase que habíamos compartido. Entonces, recomiendo: si has discutido, si te has enojado, si te has peleado, que la última frase sea, bueno, pero sabes que te quiero. Porque si pasa algo por lo menos la última frase fue pero sabes que te quiero
-¿Cuál fue el mayor desafío de hacer este libro?
– El mayor desafío fue escribir, reescribir, limpiar los textos y luego publicarlo. Fue un reto importante. He escrito libros de todo tipo, muy variadas temáticas, pero este es el primero en donde realmente me desnudo. Me muestro al lector como soy, y eso conlleva muchas dificultades. Durante varias noches pensaba, en ese duermevela, que a quién caramba le va a interesar lo que pudiera decir yo. La cuestión está en que uno piensa que contándolo le puede ayudar a alguien. Las personas que hacen diálisis o quimioterapia o terapias muy prolongadas, los diabéticos, en fin, hay una enorme cantidad de personas en el mundo que tienen muchas dificultades de salud. Y a ellos lo que les cuento es que hay que tener esperanza. También los familiares de los enfermos. Pienso en los padres de niños con discapacidad, les digo que tengan mucha fe, mucha fuerza, porque hay puertas que se abren y que uno desconoce.
Ese es el mensaje básico del libro: por muy mal que te sientas en algún momento puedes traspasar el muro. Y que si no puedes traspasar el muro porque es el final debes llegar lo mejor posible, en paz con uno mismo y con los demás. Y dejar una huella pequeñita -que no va a durar en el tiempo porque tienes que ser muy extraordinario para que tu huella perdure en el tiempo-. Sabiendo de esa finitud que por lo menos algún nieto o bisnieto sepan que tuvieron un antepasado, un abuelito, que se portó bien en la vida y que dejó esto escrito.
Reflexión
Antes de cerrar la entrevista, Chema Forte reflexiona y agradece la posibilidad de publicar en Córdoba. Lo hace reconociendo las dificultades pero también el compromiso de cada actor del ecosistema del libro: “Agradezco el esfuerzo de mucha gente que hay detrás de la edición. Porque seguir editando en Córdoba, en Argentina, es todo un reto. Hay que felicitar a toda la gente del mundo editorial, desde los que escriben hasta los que venden el libro. Todos ellos hacen un esfuerzo muy, muy grande, para que la literatura impresa no muera en esta provincia y en este país”.