Fernanda Pérez “Nuestro oscuro pasado” de Camucha Escobar es un muy buen libro que vuelve a la esencia del histórico-romántico para desplegar una trama de intrigas y pasiones en el complejo y sangriento contexto de la Guerra Cristera en México. El uso del lenguaje es quizá uno de los puntos más logrados de esta obra que atrapa al lector desde el inicio.
Camucha Escobar es una autora que se mueve con mucha comodidad y certezas en el histórico-romántico. Sus obras dan cuenta de eso como así también de un estilo particular y envolvente en el que siempre está latente la lucha del bien contra el mal. Fuerzas oscuras, seres con ciertos dones sobrenaturales y algunos otros condimentos le imprimen un sello distintivo a su narrativa.
“Nuestro oscuro pasado”, su nueva novela, sigue en esa línea. En estas páginas la autora maneja con destreza algunos de los condimentos esenciales del género con personajes que transitan en la frontera de las luces y las sombras. Sus contradicciones se vuelven sin dudas su principal riqueza.
La trama se sitúa en el México profundo, allí donde las mixturas raciales, los amores prohibidos y la ferocidad marcan el destino de sus protagonistas principales: Aurelio y Carmela. Ambos nacen en situaciones poco convencionales, en los límites de la clandestinidad. Y al parecer eso marca sus destinos o más bien los une pese a que estarán en bandos opuestos.
Escobar toma como escenario a la convulsionada México de 1920, en esos años salvajes de la Guerra Cristera. Federales en el poder persiguiendo y asesinando cristianos. Cristianos defendiendo su fe y su práctica en medio de montoneras y ataques inesperados. Una guerra de guerrillas que dio lugar a crímenes espantosos y enfrentamientos sangrientos, en un país golpeado por las divisiones y la pobreza.
Fiel al género, los protagonistas son productos de esa grieta. Carmela una joven que apoya la causa cristera, Aurelio un federal de pura cepa. Ambos son de carácter fuerte y aguerrido. Ambos están envueltos en una poderosa pasión. Ambos cargan heridas y secretos profundos. Ambos tienen sus oscuridades. Pero el amor siempre encuentra una hendija en la que anidar y es por eso que así como entre ellos se levanta un muro infranqueable, también crece el deseo y la admiración.
La autora maneja con destreza y precisión esos condimentos esenciales del género, sabe qué estrategias utilizar para generar climas y tensiones en favor de un texto ágil y bien documentado donde se destaca el uso lingüístico de los personajes. Ese es quizás uno de los puntos más logrados de la novela. Las voces nos trasladan a México, nada suena forzado, todo fluye con naturalidad. Incluso cada criatura literaria (desde su condición social y cultural) refleja un prisma de palabras y expresiones que le imprimen a la obra un clima creíble.
“Nuestro oscuro pasado” es un texto coral, con personajes diversos en los que se hace difícil establecer la diferencia entre principales y secundarios, porque cada uno está allí para aportar al núcleo dramático. Una joven adicta al sexo, una abuela cruel y oscura, un general que parece imponente pero que tiene sus debilidades, un joven dispuesto a jugarse el pellejo por la causa cristera… Todo eso convive en este texto que pone en alto el género de la novela histórico-romántica.
