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¿Escritores vs. Inteligencia Artificial?

Mucho se viene debatiendo sobre las inteligencias artificiales (AI)  y el mundo literario no queda al margen. En esta nota (que fusiona una introducción a modo de columna + opiniones de autores y editores) comparten sus miradas, experiencias y posiciones Agustina Bazterrica, Barbi Couto, Mariela Giménez, Gabriela Exilart, Roberto Lapid, Fernanda Pérez y Marina Von der Pahlen. 

Por Fernanda Pérez (periodista cultural y escritora)

“Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos…”.

Se me ocurre empezar a escribir este artículo sobre AI (Inteligencia artificial) y escritura citando a “Historia de dos ciudades” de Charles Dickens. Automáticamente me sobreviene el fantasma de la tecnología. Me pregunto si ChatGPT lo comenzaría igual que yo o tal vez con un texto superador. Me resulta inquietante. Casi nunca he tenido el chip de la competencia. Siempre escribo lo mío y no me detengo a leer cómo lo harían los demás. Simplemente los leo para disfrutar de sus ópticas, sus estilos, sus modo de contar. Pero en este caso es diferente, hay algo de amenazante en pensar que un chatbot puede poner en tensión mi trabajo de escritora o periodista cultural.

Leo artículos. Algunos hablan de poesía e Inteligencia Artificial. Leo poemas surgidos a partir de esa tecnología. Leo informes, notas que dicen que el periodismo y la escritura se encuentran entre las profesiones que más pueden verse afectadas por la AI. Leo, leo, leo… Y entonces me digo que ha llegado la hora de experimentar. Le hago a ChatGPT una consulta sobre AI y Literatura. En cuestión de segundos responde:

“Hay varios escritores argentinos que han abordado el tema de la inteligencia artificial en sus obras literarias, y que han expresado sus opiniones al respecto en entrevistas y charlas. Aquí te menciono algunos de ellos: Jorge Luis Borges: aunque no escribió específicamente sobre la inteligencia artificial, en varios de sus cuentos especula sobre la posibilidad de crear seres artificiales y de otorgarles conciencia.

Eduardo Sacheri: en su novela «La noche de la Usina», uno de los personajes es un programador de sistemas que reflexiona sobre las implicaciones éticas de la inteligencia artificial.

Samanta Schweblin: en su novela «Kentukis», Schweblin explora las relaciones humanas con robots humanoides que pueden ser controlados por usuarios anónimos a través de internet.

Pablo Capanna: en su libro «La nueva brecha digital», Capanna analiza los desafíos éticos y sociales que plantea la inteligencia artificial, y propone estrategias para abordarlos.

Ana María Shua: en su cuento «La máquina del tiempo», Shua imagina una sociedad en la que las máquinas han destruido completamente a los seres humanos, y reflexiona sobre las consecuencias de esta situación.

Estos son solo algunos ejemplos de escritores argentinos que han abordado el tema de la inteligencia artificial en sus obras literarias y que han expresado sus opiniones al respecto. Seguro que hay muchos más que podrías descubrir investigando un poco más”.

Entonces la amenaza se desvanece. Considero que la AI puede ser una buena aliada para nuestra profesión. Sin embargo mi faceta periodística activa las alarmas: ¿Y las fuentes? ¿Dónde están las fuentes?… Pienso si es viable confiar en lo que AI dice. Pienso si esa “corrección” en los temas, en el lenguaje, en las formas no puede llegar a transformarse en una especie de censura creativa que termine instalando un pensamiento hegemónico y políticamente correcto, donde la cultura de la cancelación se instale definitivamente.

Me río, creo que no hay nada más políticamente incorrecto que el rol de un escritor. Somos los que buceamos en las oscuridades humanas. Somos de los que reparamos en los detalles minúsculos de humanidad o deshumanidad. Somos los que inventamos palabras y modos de contar.

Al final, me siento más cercana a Dickens que a la Inteligencia Artificial. Por momentos siento estar en un mundo poderosamente sabio y demencial, en medio de la luz y las tinieblas, en tiempos en los que creemos que podemos tenerlo todo pero al final del día nos invade la sensación de tener muy poco o casi nada.

Sé que voy a usar la AI. Seguramente para consultar algunas cosas (no para escribir, se supone que es lo que amo hacer ¿por qué dejaría que otro lo hiciera?). Sé que es posible que se cambien algunas reglas y que surjan muchos ghost writer con “corazón bot”, pero además de escribir soy una lectora que seguramente podrá cuestionarse cuán genuino es o no un texto (lo hacemos aun cuando quien escribe es un humano).

Por el momento no tengo una opinión cerrada. Soy una dudante crónica de las que indaga y experimenta. Quizá por eso es que he decidido escribir esta nota a la manera convencional, con fuentes, tecleando con la cabeza y el corazón.

Miradas sobre la AI y el arte de escribir

Como dije antes, soy más periodista que escritora y por esa razón me pareció oportuno ir más allá de lo que creo y pienso sobre el tema. Decidí consultarle a autores y editores sobre la Inteligencia Artificial. ¿Es una aliada o una amenaza? ¿Cómo han resultados las experiencias a la hora de utilizarla? Aquí los comentarios de Agustina Bazterrica, Gabriela Exilart, Roberto Lapid, Marina Von der Pahlen, Barbi Couto y Mariela Giménez. 

Agustina BazterricaAgustina Bazterrica

(Escritora. Coordina talleres de escritura y lectura. Autora de las novelas “Cadáver exquisito” -ganadora del Premio Clarín Novela-,  «Matar a la niña» y  el texto de relatos «Diecinueve garras y un pájaro oscuro»).

“Me resulta una herramienta que puede ser valiosa a la hora de investigar sobre algún tema para escribir. Porque lo que tiene de bueno la AI es que reúne toda la información que hay en el buscador. No tenés que estar entrando página por página. Lo negativo de eso es que hay que saber muy bien con qué AI trabajás porque algunas tienen más acceso que otras. Por ejemplo: yo estuve escribiendo, leyendo e investigando durante todo el verano sobre una obra de la artista Liliana Porter que está en la colección Fortabat. Y me volví loca. Cuando ya había entregado ese ensayo, me propuse ver qué análisis hacía la AI sobre esta obra. Y analizó cualquier cosa, la analizó como una especie de instalación. Por ende, y como toda herramienta, hay que saber usarla. Si la usás con lucidez te puede servir un montón. 

Por otra parte, tuvimos una experiencia en un taller de escritura. Un alumno que nos presentó un cuento sin decirnos que lo había hecho a través de AI. Se lo corregimos (en realidad se lo destruimos básicamente jajaja). Llegamos a ponerle que no sabíamos qué le había pasado con ese cuento porque reflejaba un retroceso. Después el alumno nos confesó que le había pedido a la AI que se lo escriba entero. Que él no tocó una palabra. Como experimento estuvo genial porque el cuento tenía cierta tensión y algunos aciertos, pero por otro lado era completamente artificial, lleno de lugares comunes. Había un montón de defectos… Sí creo que a medida que pase el tiempo la IA se va a ir corrigiendo, alimentando y perfeccionando, lo que puede traer un montón de problemas a nivel educativo. De hecho ya hay gente que está escribiendo ensayos o textos doctorales con AI. Pero por otro lado se pierde la mirada del humano, que es una mirada única y compleja. A eso la AI no lo puede replicar. A nivel creación no sé si es imposible pero veo muy difícil comparar una idea genial creada por un humano con algo creado por la AI. Se va a ver el artificio…. Pero no se sabe, tal vez en algún momento todo esto quede caduco y la AI nos conquiste”.

Gabriela Exilart

(Abogada y escriora. Autora de novelas como “Pulsión”, “Secretos al alba”, “En la arena de Gijón” y “El susurro de las mujeres”, entre otras).

“Por lo poco que conozco de AI yo no creo que pueda llegar a suplantar la tarea de un escritor. Sé que a través de la Inteligencia Artificial se han escrito textos y hasta una novela, pero no puede crear de cero sino a partir de datos cargados. Por ende es algo muy limitado y la creatividad humana no puede ser suplantada por  un súper cerebro artificial. Considero que todo lo que tiene que ver con  las emociones es muy propio del mundo humano y eso no va ser suplantado de ninguna manera. ¿En qué podría llegar a beneficiarnos? Quizás en la recolección de datos, estadísticas o para textos que tengan más que ver con lo periodístico o el ensayo… Tal vez en eso facilite la tarea el escritor. Por otra parte, quienes además somos lectores y buscamos emocionarnos o entretenernos con la literatura no nos vamos a sentir complacidos por una lectura de tipo robótica o carente de sentido o de humanidad. 

Admito que no he usado AI, soy muy limitada en lo que es el uso de la tecnología y no me veo recurriendo a ningún tipo de AI a la hora de crear nada. Soy de las que aún leen en papel”.

Roberto Lapid

(Escritor cordobés residente en Barcelona. Arquitecto, artista plástico. Autor de “Pasión imperfecta”, “Dizna” y “El enigma Weiss”).

“Yo creo que por el momento la AI dificilmente pueda reemplazar el trabajo de un escritor ya que este sistema copia estilos y se alimenta de información que recibe, es decir de cosas que ya están hechas. Y los escritores lo que intentamos es hacer cosas nuevas. Es decir lo opuesto. La AI no puede reemplazar la creatividad de un escritor, inclusive en los errores que se cometen. Sí tiene una enorme capacidad de almacenamiento de datos lo que no es poco. Hay algunos ejemplos, entre estos un corto cuyo guión lo escribió un sistema de AI pero es bastante básico. Capaz que en un futuro puede ser más elaborado. En mi caso que escribo novelas históricas basadas en hechos reales el tema de la investigación es importante y se realiza de manera personal. Requiere de mucho tiempo, trabajo, viajes. Y es difícil que la AI pueda hacer esa tarea del humano. De hecho, he escuchado que hay un programa que almacena datos y algoritmos de distintas novela y autores y la AI ha armado textos  básicos que en algunos casos son inentendibles. Le falta mucho para que produzca un trabajo bien hecho. Hay expertos famosos en tecnología (Musk, Zuckerberg, Gates) que han hecho un llamado a detener el desarrollo de la AI y han presentado un futuro apocalíptico al respecto. Pero por más trabas que les pongan no creo que se vaya a frenar. Esto va a seguir avanzando y quizá en un futuro la AI haga un buen trabajo. Sin embargo hasta el día de hoy no creo que sea posible que reemplace a un escritor”.

Marina von der Pahlen

(Editora del sello El Ateneo).

“Creo que las inteligencias artificiales son una herramienta. Entiendo que es algo muy nuevo, que muchas personas –entre las que me incluyo- no tenemos un conocimiento cabal del alcance de estas tecnologías. Ahora se pusieron muy de moda y están en boca de todos por la difusión que tuvo ChatGPT pero ya hay inteligencias artificiales para hacer muchísimas operaciones. Dentro del mundo editorial creo que no debemos temerles, no debemos paralizarnos ni demonizarlas sino aprender más sobre ellas. Sí es muy importante que establezcamos un contrato de cierta ética entre todos los agentes que conformamos el ecosistema del libro. Creo que pueden ser una buena herramienta de consulta, de fuentes, muy prácticas para el trabajo de investigación previo a la elaboración de un libro, ya sea de una novela para la que necesitemos datos históricos o un libro de no ficción… Personalmente prefiero seguir leyendo libros escritos por personas. La literatura es importantísima para la Humanidad y debería seguir siendo creada por la Humanidad. Pero insisto, aprendamos sobre las AI y entendamos que son una herramienta y pidamos a las autoridades que correspondan que piensen alguna manera de regularla para que no se caiga en usos poco éticos”.

Mariela Giménez

(Escritora y psicóloga. Autora de las novelas «#UnaLucrecia», «Primavera para Elías», «Entre senderos de lavanda» y «El retorno de las niñas perdidas», entre otros).

“Lo primero que se me viene a la cabeza -como autora de novela romántica que soy- es ¿qué tipo de pareja hacen la Inteligencia Artificial y los escritores?  Y también pienso que la literatura fue muy premonitoria porque muchas veces tomó a la AI como protagonista. Tan soñada, tan pensada, tan temida en muchas ocasiones… Es innegable que la AI conviva con nosotros, tiene mucho para aportar y es imposible calcular cuáles van a ser los alcances. Creo que va a ser muy bueno, ya nos asiste en el trabajo, en la escuela, en cómo enseñamos y aprendemos. Y en este momento hay ensayos, estudios e incluso novelas escritas con la AI como autor. Con esto me pasa algo parecido –aunque en diferentes escalas- con lo que sentí la primera vez que escuché sobre el Ebook y de cómo iba a irrumpir  ese nuevo soporte del libro.  Nos preguntábamos si uno iba a desplazar al otro o si iban a convivir, y hoy tenemos una convivencia exitosa que ha aportado al mundo de la literatura. Pienso en la AI en los mismos términos. Creo que esto que sucede con un libro, con un  autor, con esa comunicación tan única que se da entre quién escribe la obra y en quién la lee, es irremplazable independientemente de quién lo escriba. Si el autor es de carne y hueso, si vivió siglos atrás o si es AI… La Inteligencia Artificial no va a desplazar a nadie sino que va a sumar algo muy interesante y me siento una privilegiada de poder ser testigo de esta convivencia”. 

Barbi Couto

(Editora del Ediciones d ela Teraza. Periodista cultural).

“Yo creo que las inteligencias artificiales van afectar mucho tanto a la actividad editorial como al resto de las actividades humanas. De hecho ya lo está afectando. Todo lo que pueda decir al respecto es una opinión en gerundio. Estoy leyendo artículos, opiniones, posteos… Estoy mirando videos, pensando, preguntándome…  Estoy explorando y jugando con esas herramientas. Estoy imaginando qué puede suceder y por momentos siento que estoy viviendo en una distopía. La distopía como género, dentro de la ciencia ficción, es ese relato que imagina un futuro posible, probable, a partir de ciertos adelantos o avances tecnológicos. Imagina ese mundo futuro. Me gusta mucho ese género, tanto en libros como en el cine, porque me dejan pensando, preguntándome muchas cosas. De alguna manera, uno siente que está viviendo  el comienzo de una historia distópica que tiene una lectura en el presente inmediato y una posible lectura en el futuro…. En mi caso me apasionan este tipo de historias y tecnologías. Es una mezcla de fascinación y también de miedo. Desde el lado de la fascinación lo pienso como algo lúdico, algo con lo que uno se pone a jugar y pasan cosas interesantes. A título personal yo exploré las AI que son de imágenes. Estuve jugando, poniendo consignas y a partir de los resultados fui afinando el pedido para tener un resultado más específico. Fue explorar y dejarse asombrar. Es una ciencia tan nueva que no se distingue mucho de la magia. Pienso cómo puede servir en un acto creativo como inspiración o quizá para acelerar parte de los procesos de trabajo, hacer bocetos, tirar idea y ver qué sale…. Me parece muy potente. Siempre estoy hablando, hasta acá,  desde el terreno de lo lúdico. Paralelamente uno no termina de entender cómo funciona y ahí está la clave. Nosotros estamos muy lejos de saber cómo es el detrás de escena y es interesante hacerse esas preguntas, escuchar a los que sí saben, hacerse las preguntas técnicas y tener la paciencia para entender la respuesta  e ir elaborando nuestra propia opinión. Por eso digo que hay una especie de fascinación, pero también cierto temor a esto que no entiendo y que puede romperlo todo. Pienso en algunas cuestiones de las AI que me preocupan: si ya es complejo detectar Fake News en el mundo de las noticias, ¿cómo vamos a saber que las inteligencias artificiales no brindan información engañosa? Sé de gente que ha hecho consultas de biografías y ha encontrado información engañosa. Ese es un llamado de alerta para ver a qué podemos creerle y a qué no. Es necesario tener una mirada crítica. Por otra parte también he escuchado comentarios que dicen ‘si está hecho con AI no tiene alma, no es arte. El arte es solo lo que hacen los escritores o artistas visuales de carne y hueso’. Y más allá de que yo comparto esa opinión, me pregunto qué sucede en la lectura.  Si el lector es capaz de distinguir si cierta obra fue escrita por una AI o por una persona. Si lo conmueve, si se emociona. ¿Cómo respondemos a la pregunta del arte?… Estamos viviendo el comienzo de una  distopía, es importante imaginar qué va a pasar en el futuro, estar en el presente haciéndonos preguntas incómodas sobre el futuro. Debemos tener una mirada atenta y curiosa, preguntarnos a quién favorece el desarrollo de estas AI, cuáles son las responsabilidades que van a surgir a partir de esto, de qué manera se van a afectar los trabajos, los roles, las actividades y las posibilidades en el futuro (a corto, mediano y largo plazo). Estas son herramientas pero a la vez tienen sesgos. ¿Pueden servir para favorecer accesos más democráticos? ¿Pueden servir  para abrir nuevas posibilidades a los artistas, a la gente común, a los lectores y consumidores de cultura?¿O todo lo contario? Tenemos que ser capaces de preguntarnos. Nos fascinemos pero también tengamos miedo. Mientras tanto seamos capaces de hacernos preguntas que nos permitan imaginar qué camino queremos recorrer  de manera individual  y como sociedad”.

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