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“Las mujeres de esta novela tienen una gran resistencia”

La escritora Magda Tagtachian acaba de lanzar “Rojava” novela donde vuelve a indagar sobre los orígenes, esta vez uniendo el pueblo kurdo y armenio, haciendo foco en la lucha feminista de Oriente Medio. El relato nos cuenta sobre Alma y Nané, dos jóvenes que viajarán por cuestiones personales al complejo territorio de Rojava (Siria) y terminarán uniéndose a las milicias femeninas.

Los días de Magda Tagtachian están bastante alborotados por estos días. Retomando un ritmo (casi) normal de presentaciones pre-pandémicas, acaba de lanzar su nuevo libro “Rojava” (Penguin), participa en diferentes entrevistas y propuestas on line con periodistas y lectores, y se da el gusto de hacer algunas (cuidadas) firmas de ejemplares en librerías.

En este contexto es que la llamamos desde Babilonia para que nos cuente sobre su nueva novela, que llega luego de “Nomeolvides Armenuhi” (2016- Sudamericana) y “Alma Armenia” (2020- VeRa). Tagtachian vuelve a indagar sobre las raíces armenias pero también suma al pueblo kurdo y da una vuelta de timón poniendo mucho más el foco en el afuera de sus personajes y en los contextos políticos, sociales e ideológicos que los atraviesan. Entonces, si quizás “Nomeolvides Armenuhi” fue un relato surgido desde la mayor intimidad familiar contando sobre la historia de sus abuelas y “Alma Armenia” significó la búsqueda de una mujer en medio de una gran crisis de identidad, tal vez “Rojava” es el paso que llega luego de un camino ya recorrido, necesario y consecuente, para tender lazos entre pasado y presente, oriente y occidente, la lucha y la resistencia.

“Rojava continúa y no continúa mis anteriores libros”, aclara desde un principio Magda Tagtachian desde Buenos Aires, dejando en claro que si bien sus anteriores producciones surgieron luego de un encuentro profundo con sus orígenes más una historia desconocida por ella durante el genocidio armenio y comparten (los últimos dos) algunos personajes, los tres se pueden leer de manera totalmente independiente sin que se vea alterada su lectura y partieron de anhelos absolutamente diferentes para ser contados.

Créditos: Alejandra López

Así lo explica: “El tema de Rojava me interesó desde sus comienzos, mucho antes de que se publicara Armenuhi (2016) y es algo que tengo en mi cabeza desde entonces”. Precisa, didáctica, generosa, Magda comienza entonces a contar sobre la historia y el presente del territorio donde se desarrolla su nueva producción literaria –y que le da nombre a la novela-, que se ubica en el norte de Siria, y se compone por hombres pero sobre todo por mujeres que combaten al Estado Islámico por secuestrar, violar, esclavizar y asesinar – hasta el día de hoy- a miles de otras mujeres, estigmatizadas por su cultura o creencias religiosas.

“Rojava es una administración autónoma  en el norte y este de Siria, controlada por los kurdos, quienes establecieron un sistema de gobierno horizontal, donde las mujeres tienen un protagonismo fundamental. Es una nueva sociedad, que hoy es modelo desde lo sociológico, político e ideológico, y donde además funciona una milicia de mujeres que luchan contra el patriarcado, patriarcado que no tiene que ver con lo religioso –esto es importante aclarar porque hay tanto cristianos como musulmanes- sino con lo cultural, y contra la violencia machista del régimen de Erdogan, el régimen sirio de Bashar al Asad y de Estado Islámico.

Rojava, el principio de todo

Tagtachian cuenta que Rojava comenzó a interesarle desde hace tiempo, justamente cuando la información sobre lo que significaba este lugar recién tenía algunos ecos en Occidente. “En el 2014 el Estado islámico (EI) entró a Sinyar, Irak y cometió un genocidio. Fue un genocidio no reconocido donde los yihadistas tomaron cautivas a miles de mujeres yazidíes y las vendían -aún venden- como esclavas sexuales. Muchas lograron escapar pero otras no, de hecho hay todavía 3000 cautivas por el  Estado Islámico. 

Fue entonces cuando comenzaron a aparecer notas y fotografías que mostraban este lugar, Rojava, conformado por cientos y miles de mujeres (kurdas y yazidíes) que pudieron escapar de ese genocidio, que visten esas casacas camufladas -como aparecen en la tapa de la novela-, están armadas con el fusil AK -47 -muy común por allá- y algunos las llaman “Las vengadoras del Estado Islámico”. “Y no sólo eso”, señala la autora, “Rojava es también un sistema de gobierno horizontal, que establece la igualdad de género y la ecología como centro, y que lucha, por lo tanto, contra del capitalismo y el dominio por el control del agua y los recursos naturales, etc. Desde ese momento quise escribir sobre esto”.

 

Mujeres del YPJ, Unidades de Protección Popular , en Rojava

Así, este territorio, su historia, pero sobre todo su lucha, comenzó a rondar por la cabeza de la escritora y terminó de conformarse como idea luego haber abrazado todo su legado armenio y haber conocido –internamente- el dolor de un pueblo sin hogar. “Cuando empecé a estudiar a Rojava, descubrí similitudes con los armenios, y por lo tanto conmigo. Esta región fue la cuna de la civilización y toda esta atmósfera yo la absorbí desde chica. Mi infancia también tiene que ver con eso. Por eso me motivó a seguir escribiendo”.

Nomeolvides Armenhui y Alma Armenia se presentan entonces –y en perspectiva- como un camino que nos lleva (y llevó a su autora) a Rojava y a un relato de dos mujeres, Alma y Nané, que encontrarán en la lucha de otras, su propia lucha.

“La lucha es la clave»

“Primero busqué el tema y después los personajes”, señala Tagtachian, ya haciendo foco en esta “ficción geopolítica contemporánea”, como ella misma la llama, y que toma de su novela anterior los personajes de Alma, una periodista y escritora de Boston (EEUU) y su prima Nané (nacida en Armenia). “Alma representa la armenia criada en la diáspora y Nané la armenia del patriarcado oriental, donde el machismo está mucho más arraigado. Acá Nané es la protagonista y Alma la acompaña”, cuenta su autora.La lucha es la clave”

Dinámico, ágil, acelerado por momentos, y por momentos cruzado por la calma de la reflexión, Rojava entonces es un libro que cuenta el viaje que realizan Alma y Nané a Rojava con el fin de encontrar al verdadero padre de esta última y dar un cierre definitivo a su verdadera identidad.  Ambas irán descubriendo en este trayecto cosas que no sabían de ellas mismas y al mismo tiempo de este territorio, que se presenta real y simbólicamente como la oportunidad de comenzar de nuevo.

“La lucha es clave”, subraya Tagtachian volviendo otra vez a plantear la importancia que tuvo para ella saber de esta comunidad liderada por mujeres que se plantó frente al mundo combatiendo ante los poderosos. “Las mujeres de Rojava, con las que yo me siento muy identificada por mi historia personal y familiar, tienen una lucha imparable. Desde las niñas pequeñas hasta las abuelas, todas sentadas con el fusil a su lado, o entre las piernas, toman clases para (de)construir el patriarcado. Verlas en los videos y las fotos es muy fuerte. Y yo las descubrí también a partir de la escritura”.

Mientras habla, cuenta y repasa una y otra vez los complejos conceptos de la política internacional de Oriente Medio, a Magda Tagtachian se le ilumina la mirada, en parte por la emoción de sentir que está convocando a partir de la literatura a conocer este universo tan lejano para Occidente, y en parte porque siente -en lo más profundo de su ser-, un nexo inexplicable con esa tierra, con esa lucha y esa realidad, que podría haber sido la de ella. 

“Hay un sueño en mí, no como idealización, sino como proyecto que me circula y que tiene que ver con preguntarme ¿dónde voy a estar en diez años? Siento ganas de ir y moverme por la zona donde ubico la novela. Lo podría hacer y no lo descarto. Es un sueño y no sé si no lo voy a hacer, pero está en mi horizonte. Tiene que ver con mi lucha con mi búsqueda”.

Créditos: Alejandra López
La literatura como un espejo

Colmada de reflexiones personales y de vivencias internas, la narrativa de Tagtachian es al mismo tiempo un grito que se alza contando de diferentes realidades y una voz muy personal que invita a rumiar internamente. Sus personajes, de principio a fin, buscan tanto decir aquello que las libera como entender su lugar en el mundo. Así Alma y Nané son dos, pero también una sola que dialogan entre ellas y al mismo tiempo con la autora, que parece haberlas creado justamente para exteriorizar sus temores e interrogantes. 

“A mí me gusta mucho jugar y mezclar la realidad con la ficción. En esta novela, Alma escribe el libro “Alma Armenia”, y eso lo hice adrede, aunque fue todo un desafío para mí desde lo creativo. Creo que los personajes ayudan a uno a entenderse”, señala la autora quien indaga en tiempo presente sobre su novela ya publicada, y no deja de sorprenderse por cómo sus invenciones terminan respondiendo a sus preguntas.

“Los diálogos entre Alma y Nané me sirvieron a mí para crear reflexiones internas. Para mí Nané es un espejo donde mirarme. Es increíble, pero está todo ahí, el viaje metafórico a las raíces es infinito, como el reflejo entre dos espejos”.

Por otra parte, Alma y Nané representan dos caras de una misma moneda. Dos mujeres con un mismo origen, que décadas después que sus abuelas y sus madres, tanto en Oriente como Occidente, más allá de diferencias religiosas y políticas, luchan por un patriarcado imperante. Por eso la elección de Tagtachian no sólo tuvo que ver con reflejar en su escritura la lucha de estas milicias en Rojava, sino también ese mundo femenino, donde la sororidad lo atraviesa todo.

“En la novela me ocupé puntualmente de describir escenas de la vida cotidiana en Rojava, de estas mujeres que no solo se cuidan entre ellas, sino que se peinan, se maquillan, se escuchan, incluso se pintan las uñas para ir a la guerra. Me gustó mucho jugar con esa femineidad”, apunta la autora y agrega datos que para ellas fueron realmente sorprendentes: Estas mujeres cuando atacan se sueltan el pelo, porque los yihadistas creen – por fundamentalismos religiosos- que las mujeres con el cabello suelto representan el diablo (literalmente) y si mueren en manos de ellas se irán al infierno. Entonces se preparan no sólo corporalmente para la lucha, sino también simbólicamente. ¡Cómo no iba a escribir sobre eso!”. 

Por último, Tagtachian desanda el camino, vuelve al principio de la nota, y retoma la importancia de entender cómo sus tres libros significaron y significan un viaje interior tan difícil como necesario.

“La escritura nos permite sacarnos varias mochilas personales. O por lo menos lo fue en mi caso, donde me propuse revisar todo lo que tiene que ver con mi origen, con mi historia. Por eso la novela está dedicada a mis abuelas, porque ellas fueron sobrevivientes. Cómo no serlos si a ambas las casaron a los 14 con hombres que no conocían, con todo el respeto que se merecen mis abuelos. Escribir y profundizar la historia de Rojava me sigue ayudando a profundizar en mi origen y también a preguntarme -porque soy muy existencialista- cuál es el verdadero sentido de la vida, de la lucha, del amor, de la resistencia. En esta novela y en estas mujeres en particular, hay una gran resistencia”.

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