Cuando llega la hora de “hacer limpieza”

“Las cosas por limpiar” es una miniserie basada en el libro “Maid: Hard Work, Low Pay a Mother’s Will” que Stephanie Land publicó en 2019. Allí cuenta su historia, la de una mujer que debió luchar contra las distintas formas de violencia para salir adelante. 

Aunque en estos días mucho se habla de “El juego de calamar”, hay una miniserie que le viene compitiendo muy de cerca en el podio de lo más visto en Netflix. Se trata de “Las cosas por limpiar” una producción de 10 capítulos inspirada en el libro “Maid: Hard Work, Low Pay a Mother’s Will” que Stephanie Land que la autora publicó en 2019 y que se consagró como best seller.

En estas páginas Land relata cómo logró salir adelante cuando decidió dejar su “hogar” (un entorno abusivo y violento) y buscó mil maneras de sostener su independencia y libertad con una hija pequeña a cargo. Limpiar casas fue la única salida que encontró, pero entre limpieza y limpieza debió sortear infinidad de problemas: desde batallas legales hasta cuestiones laborales  y familiares. 

En estas páginas la autora narra hechos que fueron marcando su vida: desde su infancia en una familia con problemas vinculares; sus deseos por ingresar a la universidad; un embarazo no deseado; una relación fallida atravesada por el acohol y la violencia; la vulnerabilidad de estar sola y desamparada a cargo de una hija pequeña; y el duro y mal pago trabajo de empleada doméstica como método de supervivencia. La miniserie expone –con algunas licencias argumentales- gran parte de esas situaciones que vive la protagonista.

“Las cosas por limpiar” refleja el nivel de desamparo en el que se se encuentra una mujer que decide ponerle fin a un vínculo abusivo. Vemos a Alex escapando con su hija Maddy en medio de la madrugada. La huída se mezcla con imágenes de la noche anterior: una pareja borracha, vidrios rotos y un golpe seco en la pared… A Alex le cuesta verse como una “víctima de violencia”, cree que se trata solo de una pelea y de cierto hartazgo. Pero con el correr de la historia comprende que ese golpe en la pared bien podría haber ido a ella, a su cuerpo. No tiene contención de su familia (su madre es una artista bohemia e inestable y su padre un tipo oscuro que también esconde un pasado violento). No tiene amigas, no tiene red. Y es por eso que para huir de esa violencia se ve sometida a otras formas de violencias simbólicas: las del sistema y el Estado (sin respuesta e indiferente); la de una jefa sin empatía y déspota; la de empleadoras frías y distantes; la de malas compañeras de trabajo… En el albergue solo encuentra algunas manos amigas, las que saben de dónde viene y a dónde terminan relaciones cómo esa. No se trata solo de una historia de superación, se trata más bien de un personaje que debe bucear en su propio pasado para poder encontrar respuestas y heramientas para vencer obstáculos y lograr su principal objetivo: darle a su hija una mejor calidad de vida.

El argumento no cae en reduccionismos ni en resoluciones predecibles: no hay héroes ni villanos. Hay personas con problemas, solas, enfermas, perdidas, adictas y heridas, tratando de reconstruirse en un entorno social que rara vez contiene y acompaña. No echa mano al sentimentalismo, simplemente expone de manera genuina situaciones que por momentos se vuelven desesperanes (en especial ante cierta pasividad de la protagonista). 

Una buena historia con una Margaret Qualley que se luce en el rol de Alex y con una Andie Andie MacDowell que también brilla en el rol de esa madre desequilibrada (¿Sabían que ambas protagonistas son madre e hija en la vida real?). 

«Las cosas por limpiar» es una muy buena miniserie que está disponible en Netflix. 

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