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Crónicas de soledades (en aires tropicales)

“Gelatina tropical” de Marina Caamaño nos ofrece 14 relatos que transcurren en una isla en la que distintos personajes se enfrentan a situaciones que ponen al descubierto sus ilusiones, miedos, encantos y desencantos.  

¿Quién no ha soñado con huir del mundanal ruido y empezar de nuevo en territorios de playas y arena? ¿Cuánto de esas fantasías de lo “paradisíaco” es parte de los anhelos cotidianos? Pero, ¿todo paraíso es en verdad un paraíso?

Los cuentos de “Gelatina tropical” de Marina Caamaño tienen  el poder de trasladarnos a una isla (similar a las tantras rodeadas de mar y selva). Son poblaciones pequeñas, rústicas, que invitan al relax. Es allí donde hechos pequeños, de esos que se cuelan en la cotidianeidad, se transforman en la excusa narrativa para indagar de manera más profunda sobre los miedos, los deseos, las ilusiones y los pesares.

La autora despliega una trama literaria que, manteniendo el poder de la síntesis, es lo suficientemente descriptiva para llevar al lector a vivir los sentires y situaciones que marcan la vida de los personajes.

Una visita convencional al supermercado puede ser suficiente para despertar los recuerdos, aquellos de los cumpleaños de la infancia. Solo eso enciende la nostalgia y la ilusión, y de pronto en un hostel colmado de extranjeros se arma la celebración. ¿Importa que en realidad no sea el verdadero día de cumpleaños de la protagonista? No, lo que vale es el pequeño artilugio urdido para volver a sentir que se es alguien importante en medio de tantos extraños.

El habitual regreso cruzando una zona selvática despierta el terror: una víbora despierta toda clase de especulaciones sobre “qué hubiera pasado si…”.  El miedo a la muerte acecha, tal vez con más astucia que una cobra.

Uno de los relatos más logrados es, sin dudas, “Cenar sola otra vez”. Un cuento que construye las maravillas del home office y, como quien va desandando los caminos, también la deconstruye con igual habilidad narrativa.

A la larga cada cuento no es más que una sucesión de crónicas que tienen un hilo conductor: la soledad y esa isla maravillosa. Aun cuando nos rodea el paraíso, aún cuando se hacen amistades efímeras, aún cuando se está rodeado (de manera real o virtual) de la otredad, hay un sentir solitario que sobreviene en medio de esos aires tropicales.  

Marina Caamaño construye escenas y climas de enorme realismo, aun cuando se atreve a incursionar en algunas historias con toques fantásticos.

Un buen libro que contiene 14 relatos, publicado por el sello cordobés Caballo Negro.