Aquello que nos pasó durante la pandemia

“Postales de la cuarentena” es una propuesta que viaja por las redes sociales, surgida de la mano de una escritora y una ilustradora. Sus creadoras son las uruguayas Laura Chalar y Lucía Franco quienes quisieron hacer un aporte poético y artístico en este tiempo de pandemia. Cada viñeta es una invitación a descubrir universos personales e íntimos.

“Tal vez, en los oscuros pliegues del tiempo no haya más que el tacto mudo de nuestros dedos. Y nuestras acciones”.

   En su libro “De A para X”, el escritor inglés John Berger apunta esta hermosa frase que narra en breves palabras cómo a veces, aun ante las mayores catástrofes, son nuestros pequeños gestos humanos los que nos permiten sobrevivir.  

   Desde que comenzó la cuarentena, se volvió habitual escuchar lo complejo que fue para muchas personas volver a conectar con ese costado creativo que nos permite ver el mundo como una experiencia diaria y no como una amenaza. Compositores que no podían crear una melodía, escritores que perdían sus musas o lectores que eran incapaces de seguir una línea. Pero hubo excepciones. Porque si bien hubo artistas que se vieron bloqueados por la angustia y desesperación, otros tantos se sintieron motivados a dejar testimonio de este momento, justamente para luego poder mirar en perspectiva este tiempo de encierro y desolación.

   Algo así le ocurrió a Laura Chalar y Lucía Franco.

   Laura y Lucía son uruguayas, aunque una de ellas hoy por hoy está viviendo en Buenos Aires. Laura es escritora y Lucía ilustradora y juntas, desde hace varias semanas, despliegan en redes sociales (Facebook e Instagram de cada una de ellas) un proyecto que dieron en llamar “Postales de la cuarentena”. Una idea que comenzó con algo tan pequeño (y poderoso) como es la motivación personal y que fue creciendo junto a su deseo, manteniendo –eso sí- aquella primera chispa que tuvo que ver con narrar en palabras e imágenes, lo que ocurría en tiempos de pandemia.

Pero estas “Postales de la cuarentena” no son de ciudades desiertas, ni de plazas vacías, ni de monumentos históricos en soledad, sino de personas comunes y corrientes que se vieron atravesadas, de un día para el otro, por la imposibilidad de salir a la calle. De gente con su angustia a cuestas, anhelos enjaulados o una inmensa tristeza hablan estas bellas “viñetas”, que ya vuelan y se multiplican en el aire de las redes sociales y buscan –por qué no- plasmarse alguna vez en papel.

   “La idea es mostrar las vivencias de un rango amplio de personas, de distintas edades y contextos, pero con el denominador común de no edulcorar la experiencia, no mostrarla como mejor de lo que es”, señala Laura, la autora de los –hasta el momento seis- micro textos que acompañan las ilustraciones de Lucía y que reflejan historias mínimas de hombres, mujeres y niñxs que recorren a veces con dolor, temor, desesperanza o fe sus vidas sin salir de casa.

   Desde Babilonia hablamos con Laura y Lucía en un intercambio vía mail y ellas nos contaron un poco más sobre esta emotiva propuesta.

          – La cuarentena atravesó de un día para el otro nuestra rutina y muchos escritores, ilustradores, lectores, señalaron la falta de creatividad y de deseo de crear en este tiempo de incertidumbre. A ustedes quizás les ocurrió todo lo contrario, ¿Cómo surgió esta sensible propuesta que enlaza escritura e ilustración?

-Lucía: Con Laura hicimos un libro hace un par de meses. En mi caso, el encierro me hizo encarar proyectos que tenía pendientes, me puse bastante hiperactiva. Un día empezamos a charlar, me comentó que estaba escribiendo unos textos inspirados en la cuarentena y me invitó a ilustrarlos.

-Laura: A mí la angustia siempre me dispara la creatividad. Estos momentos complicados que estamos pasando ahora tienen el agregado de ser inéditos, y, por eso, nos generan una incertidumbre colectiva muy brava de sobrellevar. A lo largo de estos meses vi cómo músicos, bailarines y otros artistas intentaban generar cosas que se pudieran compartir, que nos hicieran sentir más esperanzados o, al menos, no tan solos en nuestras prisiones domiciliarias. Y me puse a pensar en cuál podría ser mi aporte. Quisiera poder mirar hacia atrás, cuando este mal trago termine, y ver que de todo esto salió algo positivo. Así fue que se me ocurrió esta idea, que compartí con Lucía, con quien tenemos un libro en común que está o debería estar a punto de ser publicado. Por suerte, a ella también le pareció que era un buen proyecto.

         ¿De dónde van surgiendo las micro historias que acompañan los dibujos? ¿Cómo las eligen?

-Lucía: Laura, su imaginación y su sensibilidad para observar lo cotidiano.

-Laura: Las historias son una mezcla de imaginación y realidad. Por ejemplo, la primera de ellas, “Adriana”, se basó en la situación de mi madre, que es “población de riesgo” y a la que no veo desde hace más de dos meses, como nos sucede a muchos. La idea es mostrar las vivencias de un rango amplio de personas, de distintas edades y contextos, pero con el denominador común de no edulcorar la experiencia, no mostrarla como mejor de lo que es. Puede haber momentos enriquecedores en la cuarentena, pero, más allá de las exhortaciones a “reencontrarnos con nuestra esencia” y disfrutar este “tiempo suspendido” que andan circulando por las redes, no creo que nadie lo esté pasando bien. Nuestro proyecto –si bien busca lo bueno que se pueda extraer de esta realidad– no apunta a embellecer el encierro. Mantener equilibrio y sentido en medio de esta distopía, ser el padre (y docente) perfecto, ocuparse de la belleza del hogar… nos parece que todo eso es una exigencia adicional de estos tiempos hiperconectados, una presión psicológica a la que nadie debería estar sujeto, salvo que realmente lo quiera.

          – ¿Por qué optaron por esta estructura de relato corto o micro historia + dibujo?

-Laura: Nos pareció que el formato “viñeta” era una buena forma de abarcar, desde una mirada intimista o “micro”, una variedad de historias individuales. Eso nos interesaba más que los grandes gestos o la visión estadística.

-Lucía: Necesitamos crear algo efectivo, simple, para compartir en las redes, historia y dibujo, pero desde la visión de cada una.

-Las postales siempre fueron imágenes que  surgen como reflejo de un lugar o un paisaje y se trasladan hacia otro espacio para luego permanecer como testimonio de aquello que ya no existe. ¿Hasta dónde han llegado estas producciones desde que surgieron?

-Laura: Supongo que hasta donde pueda llegar la difusión que les den los que las encuentran. Tengo amigos en Inglaterra, Estados Unidos o Italia que las ven, así que, en ese sentido al menos, han llegado lejos. Por otro lado, el mundo es mucho más chiquito y claustrofóbico ahora.

-Lucía: Van saliendo con tranquilidad, sin presión, la idea es que sea un proyecto para disfrutar.

         – Al mismo tiempo, lo interesante es que son postales pero de situaciones que transcurren en la intimidad del hogar, por lo tanto se re-convierte el concepto de postal, desde lo público hacia lo privado. ¿Por qué narrar lo que ocurre puertas adentro y no afuera, en esas ciudades, parques, calles donde ya nadie habita?

-Laura: No hay un plan deliberado de hacerlo así, aunque quizá inconscientemente arrancamos mostrando lo que pasa en los espacios cerrados, que, para la mayoría, se han vuelto los únicos que hay. Recién tenemos seis “postales de la cuarentena”, así que los escenarios pueden cambiar. La última postal transcurre en un cementerio, aunque éste, obviamente, también es un espacio de encierro.

        – Ambas ya han trabajado con editoriales, ¿han pensado en que este proyecto se publique alguna vez en papel como uno de los tantos testimonios de esta cuarentena?

-Lucía: Nos encantaría, sin dudas la cuarentena va a dejar muchos testimonios y materiales para publicar, lo imaginamos como libro objeto, una caja con postales.

-Laura: Fue una de las primeras cosas que hablamos: hacer un aporte que, para que fuera satisfactorio, tendría que ir más allá de lo efímero, sobrevivir a la cuarentena y hacerse más tangible. Tenemos una idea bastante clara de lo que queremos en ese sentido; ojalá se pueda concretar.

* «Postales de la cuarentena» se pueden ver en los portales de Facebook e Instagram de sus creadoras, laura_chalar y luzdeluciernaga.

Laura Chalar (Uruguay, 1976) es abogada, escritora y traductora, autora de colecciones de cuentos y poesía y de libros para niños. Ha traducido al inglés a poetas uruguayos y argentinos. En Argentina publicó, con la editorial cordobesa Buena Vista, traducciones al español de obras de Jane Austen y Mary Wollstonecraft. Publica frecuentemente en revistas de Inglaterra y Estados Unidos; en este último país fue varias veces nominada al Premio Pushcart, que otorgan las editoriales independientes.

Lucía Franco (Uruguay, 1980) es Licenciada en diseño gráfico e ilustradora. Desde 2002 trabaja en diferentes estudios, agencias y como directora de arte en editorial Eme latam de Montevideo, A partir de ese momento, comienza a especializarse en el diseño editorial y en la ilustración. De 2013 a 2017 vive en EEUU y trabaja freelance como ilustradora. Ha participado de varias muestras colectivas e individuales en Uruguay y en el exterior. Y también en publicaciones, ilustrando notas, tapas de libros, discos, productos y cuentos infantiles de Uruguay, Argentina, México, España, Francia y Estados Unidos. 

Read Previous

¿Y si Anna Frank hubiese tenido una cámara?

Read Next

Cinco imperdibles de cine y teatro para el finde